sábado, 18 de julio de 2009

Gurzi se lanza al 2011 con una mirada crítica sobre Quilmes

El diputado quilmeño por el FPV dijo que "así como vamos, vamos muy mal" apuntando a la gestión Gutiérrez. Además consideró que hay una necesidad de diálogo imperiosa, apreciando el mensaje de las urnas.Daniel Gurzi ha regresado a la Legislatura Bonaerense, pero también conservará responsabilidades en el área de Producción. El quilmeño analizó la apertura a diálogo, el mensaje de las urnas del 28 de junio y la actual gestión municipal quilmeña.Y por estas horas, la agenda marca tiempos de café y algo de paciencia para oficialistas, opositores y sectores empresarios. Según Gurzi: “la política siempre es diálogo. Lo que se malinterpretó el año pasado es que un gobierno recién surgido del mandato popular, tras haber planteado políticas de estado al sector agropecuario se encontró –como respuesta- con manifestaciones callejeras, cortes de ruta y otros incidentes..Lo que se defendió con la resolución 125, refiere a un mandato popular, que eximía de tener que sentarnos a una mesa cada vez que se debía tomar una decisión de esas características. Tanto la Presidenta como el entonces Jefe de Gabinete y todos los involucrados en este grupo político, abrimos el debate como correspondía y asumimos la derrota legislativa con el voto no positivo de Cobos (Julio).Ahora mas que nunca es necesario remontar ese diálogo, haciendo una lectura del resultado electoral, por sobre todas las cosas en la Provincia de Buenos Aires. Donde tuvimos una derrota por poco margen, pero derrota al fin.-¿Y cómo será su labor ahora que retornó a la Legislatura?-Hay un pedido expreso del gobernador Scioli para atender a las demandas de todos los bloques de la oposición. Algo que siempre se hizo, pero que ahora debemos prestarle suma atención dado que la Coalición Cívica y el PRO obtienen en diciembre una cantidad de bancas importante lo que hace necesario al Frente para la Victoria tenga que encontrar posiciones en común a los grandes temas de la Provincia.Esto sin desmedro de entender que quien gobierna es Daniel Scioli y que quién toma las principales decisiones en nuestra área es la Presidencia de la Cámara de Diputados.Aún así no podemos dejar de reconocer que el mapa político bonaerense ha cambiado y que para poder sesionar tenemos que encontrar posiciones comunes.-En su experiencia pública las responsabilidades han abarcado hasta una designación como interventor en Santiago del Estero. Tuvo que colocar ”Curitas” para heridas muy graves. ¿Qué espera ahora?-De acá a fin de año voy a colaborar con el Gobierno Bonaerense, asumí el compromiso para ayudar desde la secretaria de Producción cuando fui convocado por el ministro Martín Ferré para ocupar una subsecretaría de Pymes, microempresas, cooperativas y mutuales. Y voy a continuar con mi tarea como legislador también.El 31 de agosto vamos a estar en Saladillo, donde gobierna un radical, quién obtuvo un triunfo rotundo en las urnas. Se trata del intendente Gorosito, titular de la UCR a nivel provincial, vamos a inaugurar una dependencia de la Unión Industrial Bonaerense allí.Por eso creo que no todo es pegar “Curitas” como usted dice. Pero sí a trabajar con sectores sociales como en el caso que le mencioné. Incluso con quienes mantuvimos polémicas en algún momento sobre la gestión de gobierno.Este es un momento para cerrar filas y mostrarle a los vecinos bonaerenses que los poderes Ejecutivos y Legislativos, a 14 millones de personas, que tiene que haber una agenda para atender los problemas mas importantes, una vez superado el acto electoral.Uno de esos temas a solucionar es atender al empleo, crear más puestos de trabajo, más allá de quien gobierne la ciudad. Nosotros desde nuestro lugar vamos a hacer lo imposible para que se mantengan los indicadores económicos y si es posible mejorarlos. De manera tal que las inversiones vengan a la Provincia, que encuentren un clima propicio, ordenanzas, legislación provincial en ese sentido.-Mirando a Quilmes y aún recordando que Perón alguna vez aconsejó “desensillar hasta que aclare”, es inevitable en política mirar a 2011…-Tengo una definición muy clara. Voy a presentar mi candidatura a intendente quilmeño. Para eso quiero ofrecerle a la ciudadanía un plan de trabajo elaborado barrio por barrio, zona por zona, basado en las características que tiene un distrito como Quilmes. Porque si usted me dijera que el actual gobierno municipal cumple con creces todos los deseos de la sociedad quilmeña, quizás correspondería hacer un compás de espera ya que gran parte de las expectativas de la gente están cumplidas. Ahora, mirando a vuelo de pájaro nuestra ciudad nos vamos a encontrar con las 42 unidades sanitarias desabastecidas, tanto en insumos como en cuanto a profesionales.Mientras tanto un Intendente que da vueltas por la periferia, con un trailer de salud, atendiendo operativos como si estuviéramos a mediados del siglo XX, en lugar de estar a principios del XXI. Delegaciones municipales que en la década del noventa supieron estar equipadas y dando respuestas a las necesidades de la gente, están desmanteladas.Hace más de un año que no se ve, que no se sabe de un simple trabajo de tomado y sellado de juntas en las calles quilmeñas, para mantener los pavimentos que tanto le costaron conseguir históricamente a miles de vecinos.Me da la impresión de que hay un gobierno municipal que no entiende que hay que ordenar el tránsito de Quilmes, definitivamente, en el centro, reordenar la circulación de los micros, hay que definir a conciencia el tema de los edificios de altura, si sí o si no. En forma ordenada, con consensos con la sociedad. Porque venimos arrastrando suspensiones de construcción que data del 2007.Con esto quiero decir también que las áreas de Salud, Servicios Públicos, Tránsito están con total indefinición con respecto al sueño de miles de quilmeños. No hay alternativa, hay que salir a buscar acuerdos con los principales actores sociales y políticos.Hay que hacerlo, lo estoy haciendo con mucha más energía será a partir de agosto. Cuando uno plantea esto con dos años de anticipación parece apresurado, pero no es así, porque esta actitud significa poder decirle a los vecinos cuál es nuestra aspiración, la propia, la del grupo político que nos acompaña.La agrupación Jauretche que conduce el actual jefe de Gabinete Aníbal Fernández, el senador bonaerense Federico Scarabino o la presencia y experiencia del actual ministro de Gobierno Provincial, Eduardo Camaño.Hoy, a un año y ocho meses de no se puede, no se quiere o no se sabe cómo encarrillar esos temas.Tuvimos una derrota muy clara en las elecciones en zonas Quilmes Oeste, Este, La Colonia, Bernal Centro, Quilmes sur, Ezpeleta. Y está claro que no podemos sostener una ciudad pensando en con legitimidad electoral en la periferia. Cuando se gobierna hay que contemplar a Quilmes desde el barrio Los Eucaliptos, a Gabi 1ro, en Bernal al límite con Lomas de Zamora o nuestra Ribera. Tenemos que decir basta de sentir vergüenza ajena al caminar por Ezpeleta, donde los vecinos añoran ser atendidos en la Unidad Sanitaria Sábato de Berazategui, basta de escuchar a otros vecinos que elogian a las gestiones de Almirante Brown, Varela, Berazategui, y no saben cuál es el rumbo de la gestión municipal quilmeña.Sería un pecado quedarnos de brazos y no construir una alternativa.Si luego de estos dos años, con una propuesta acabada de gestión, aparecen otros hombres y mujeres en las mismas condiciones estoy dispuesto a sentarme y discutirlo. Usted me lo pregunta hoy y le digo, voy a ser candidato en 2011 para recuperar la calidad de vida que los quilmeños.supieron tener.-¿Lanzamiento en tiempos de diálogo entonces?-Siempre busqué el consenso, cualquier persona que tenga la intención de dialogar me va a encontrar dispuesto a sentarme a una mesa. Ahora, a lo que no me puedo resignar a la luz de las urnas del 28 de junio, es a considerar que la opción al intendente Gutiérrez (Francisco) y al Frente para la Victoria sea más de lo mismo con Gaudio (Roberto) y Villordo (Sergio)…La propuesta del PRO, en un retroceso, no sólo institucional. Las ciudades buscan un futuro dónde se pueda vivir mejor. Creo poder interpretarlo y para eso voy a caminar la ciudad, si aparecen otros nombres, será el consenso o las urnas las que determinarán quién será el candidato.Lo que tengo que decir hoy es que así como vamos en Quilmes, vamos muy mal. No hay rumbo de gestión municipal, no hay presupuesto, está desbordado. Hay nombramientos de familiares y amigos por el área que usted quiera encontrar.Hay superposición de funciones entre direcciones y secretarías, multiplicaron el organigrama por dos o más en un año y ocho meses de gestión.Vamos mal si consideramos los municipios vecinos, si analizamos el mapa provincial o nacional. Eso tiene que ver con equilibrio fiscal, la política de no endeudamiento, la calidad de los servicios públicos. Basta considerar la prensa de los últimos 15 días, hay reclamos simples, para tener las calles en buen estado, para tener las lamparitas prendidas de noche y apagadas de día.Frente a esto algunos podemos contentarnos con ser espectadores o pensar que el rumbo se puede cambiar. Yo elijo esa posibilidad, el rumbo se puede cambiar, no volver a lo que ya sufrieron los quilmeños, a la propuesta del PRO.Hay que salir a buscar los hombres y mujeres que se sienten conducidos e interpretados por esos referentes quilmeños, que tienen en esas estructuras muchísimos cuadros políticos y técnicos para apostar al crecimiento de esta ciudad.

lunes, 6 de julio de 2009

Darse Cuenta

Por José Natanson. Pagina 12

Hay tres explicaciones bastante difundidas que tienen en común dejar afuera la complejidad de los procesos políticos. Buscar una explicación demanda pensar en cosas de gobierno y también en cosas de oposición.A una semana de las cruciales elecciones del domingo, ya es posible elaborar un análisis más sereno, que abarque tanto la dura derrota sufrida por el kirchnerismo como los primeros intentos por entenderla y procesarla. De entre las diferentes explicaciones que han circulado en estos días, una de las más difundidas, tal vez porque es también la más tranquilizadora para quienes discrepan con los resultados, es la de la “derechización” –súbita, inesperada– de la sociedad. Es cierto, por supuesto, que por primera vez desde el 2003 ha emergido una derecha fuerte, aunque también nueva, triunfadora en los dos principales distritos del país. Pero este hecho irrefutable no debería confundirse con un drástico viraje del signo ideológico del electorado, que puede mutar pero más lentamente, y que hace apenas un año medio se había inclinado masivamente por la candidatura de Cristina.En todo caso, la teoría requiere una explicación, y quienes la defienden a menudo carecen de ella, tal vez porque implique necesariamente reconocer los propios errores. Uno de los pocos intentos en este sentido es la columna de Enrique Martínez publicada en Página/12 el viernes pasado. Su razonamiento es el siguiente: el kirchnerismo consiguió altos niveles de crecimiento, el alto crecimiento expandió la clase media y alta, la clase media y alta sólo piensa en sí misma y vota la derecha, ganó la derecha. “Hubo un voto pancista que volvió a despreciar la política y que buscó alejar la posibilidad de una mirada comunitaria sobre la vida, por parte de los que creen que para ellos está todo bien y que los dejen de embromar. Y descubrimos que en el segundo cordón del conurbano también viven muchos que piensan así, sobre todo después de un crecimiento de la economía de más del 50 por ciento en seis años”, concluye Martínez. Que no explica por qué quienes se beneficiaron con el modelo un día dejaron mágicamente de apoyarlo ni en base a qué datos deduce que la clase media vota siempre a la derecha.La segunda tesis es la de la traición. Las candidaturas testimoniales, la gran apuesta del Gobierno para las elecciones, generaron un costo inestimable pero cierto en términos de opinión pública, que el kirchnerismo pensaba compensar con el aporte de la maquinaria territorial peronista (fue este mismo razonamiento el que llevó al oficialismo a apoyar inicialmente a Aldo Rico, aunque luego su figura resultara demasiado costosa).En una nota de Fernando Krakowiak publicada el viernes en este diario se analizan en detalle los números y se concluye que el corte de boleta existió, pero que se trató de un fenómeno extendido en toda la provincia y no siempre en perjuicio de la lista encabezada por Kirchner. La impecable suma y resta de Krakowiak concluye que, incluso si los votos de las listas testimoniales de concejales se hubieran volcado a la lista nacional Kirchner-Scioli, hubiera sucedido una derrota. En otras palabras, la tesis del aparato es correcta, siempre que se refiera a sus limitaciones electorales y no a su supuesta traición.La tercera tesis es estética. De acuerdo con esta visión, lo que falló no habría sido el fondo de las políticas kirchneristas sino el estilo con el que se implementan y, sobre todo, su comunicación. También tranquilizadora (si es sólo el estilo la cosa no tiene por qué ser tan grave), la teoría ignora el detalle de que, en política como en literatura como en pintura, el fondo y la forma son parte de lo mismo, que no es posible diferenciar uno de otro. Pero conviene detenerse en la idea pues remite a una confusión usual acerca del origen del kirchnerismo como ciclo político. En rigor, el kirchnerismo no nació en la Santa Cruz de los ’90 sino en la Argentina del 2001, como un proceso surgido de las cenizas de la crisis y de la necesidad de reconstruir la autoridad presidencial, consolidar las bases de un nuevo modelo económico y generar un orden político, y hacer todo esto de manera rápida y sin represión. En suma, un origen que remite a la excepcionalidad y la emergencia, y que ha inyectado decisionismo e improvisación al ADN kirchnerista, características que con el tiempo se han ido transmitiendo de la forma a la sustancia misma de sus políticas y de su política, marcada por la lógica del todo o nada y la constante inclinación a doblar la apuesta.Un proceso largoLas explicaciones de los procesos políticos son siempre complejas. Y como se trata en general de procesos de largo aliento, que comienzan a gestarse más o menos silenciosamente hasta que un día estallan o se hacen visibles, tal vez el inicio del contraciclo evidenciado en los resultados del domingo se remonte al clima de normalidad relativa logrado en 2004 o 2005, cuando un sector creciente de la clase media comenzó a tomar distancia del Gobierno y reclamar otras cosas.Lo notable es que Kirchner había registrado este viraje en el humor social y sobre él había fundamentado su estrategia electoral de cara a las presidenciales de 2007: la elección de Cristina como candidata, la apuesta a la Concertación Plural personificada por Julio Cobos y la promesa de un tiempo más institucional, dialogal y sereno, fueron presentados como ejes de una gestión que se abocaría a enfrentar problemas más complejos, con operaciones de política pública más sutiles y sofisticadas.Desde el momento en que Cristina anunció su gabinete quedó claro que esto no sucedería. Cabe sin embargo preguntarse por qué el cambio de estrategia prometido no fue llevado a la práctica: tal vez por una lectura de los resultados de las elecciones presidenciales, tras la cual el Gobierno decidió afianzar su base de sustentación peronista y resignarse a perder a otros sectores, o tal vez porque el conflicto por la 125 puso a Kirchner ante una nueva situación de emergencia, real o fabricada, que lo remitió a sus orígenes. Como sea, el Gobierno cedió las banderas de la “moderación” y el “diálogo” a una oposición que ha hecho poco para merecerlas y, con ellas, se resignó a perder el aval de una parte mayoritaria de la clase media.La segunda pregunta, clave para entender los resultados del domingo, es en qué momento, y por qué motivos, una parte de los sectores más castigados del conurbano decidieron darle la espalda a un gobierno al que habían apoyado casi sin fisuras desde el 2003. Entre las teorías esbozadas en estos días, hay una que sostiene que esto era inevitable, que la clase media actúa como una vanguardia a la que los sectores empobrecidos terminan imitando, sólo que más tarde. La idea esconde un desprecio por la racionalidad popular, que no es infalible pero que siempre conviene tratar de entender. Tal vez (es sólo una hipótesis) el distanciamiento se inició en el 2007, cuando la inflación comenzó a detener, e incluso retrotraer, los avances sociales de los primeros años K, cuando los precios de los alimentos iniciaron una escalada que produjo un deterioro innegable de las condiciones de vida de los sectores más castigados y comenzó a amenazar el que quizás haya sido el principal logro de Kirchner: la construcción de una enorme clase media baja. Frente a esta situación, el Gobierno reaccionó con la intervención del Indec y la continuidad sin alteraciones de las políticas sociales.La derrota, finalmente, se explica por la demanda pero también por la oferta. El domingo, por primera vez en seis años, nació una oposición capaz de penetrar los sectores más pobres del Gran Buenos Aires sin por ello resignar su liderazgo en la Capital, pequeño milagro que sólo unos pocos políticos alcanzaron en la historia reciente (Alfonsín en 1983, Menem en 1995 –no en 1989– y la Alianza en 1997). En suma, el éxito de Unión-PRO fue ofrecer candidaturas aptas tanto para las clases medias de la Capital, el interior bonaerense y los distritos acomodados del primer cordón, como para los pobres del segundo cordón y los barrios del Sur de la ciudad (la clase alta o altísima, que también votó a Unión-PRO, es irrelevante en términos electorales). En otras palabras, una confluencia –todavía no una coalición– entre clases medias y algunos sectores de las clases bajas, que curiosamente se parece bastante al objetivo al que cualquier fuerza progresista debería aspirar.A la defensivaPor primera vez desde aquellos meses iniciales del 2003, el Gobierno se encuentra en una situación de debilidad, debilidad que puede descomponerse en diferentes facetas. La debilidad es antes que nada legislativa, evidenciada en el hecho de que el kirchnerismo perdió el quórum propio en el Senado.La debilidad puede ser –aunque aún no es– fiscal. Incluso si Francisco de Narváez incumple su promesa de bajar a cero el IVA a los alimentos, eliminar las retenciones y destinar millones de pesos a la seguridad (es decir, llevar al presupuesto a una bancarrota), es posible que las presiones de gobernadores y opositores afecten la solidez fiscal del Estado nacional (antes de fin de año habrá que debatir el nuevo presupuesto, la renovación del impuesto al cheque y la emergencia económica). El sociólogo Marcos Novaro lo explicó bien esta semana: “Uno de los problemas serios, que habría que tratar de evitar, es que se reproduzca lo que le pasó a Menem en su segundo mandato, en el que también tuvo un auge federal con la derrota de 1997. En una palabra: hay peligro de pasar de la concentración del poder a la desconcentración caótica, y de que ese ciclo político desordenado se reproduzca en un ciclo fiscal de desequilibrio creciente”.Finalmente, la debilidad es política. Las mejores movidas del kirchnerismo –el recambio de la Corte, la política de derechos humanos, la estatización de las AFJP– contaron con altos niveles de aprobación popular. Desde el domingo, el Gobierno debe enfrentar no sólo una vigorosa oposición de derecha sino –el otro gran dato de los comicios– una incipiente pero muy real oposición de izquierda, expresada en la notable elección de Pino Solanas en la Capital y la muy razonable performance de Martín Sabbatella en la provincia. Bien aprovechada, esta novedad podría contribuir a ampliar la base de sustentación oficial en un sentido transformador, sobre todo luego de que las elecciones demostraran que el respaldo del PJ y la CGT podrán ser necesarios pero ciertamente son insuficientes.¿Será éste el camino elegido por el gobierno? Las señales son contradictorias. La renuncia de Kirchner a la presidencia del PJ parece indicarlo, pero la conferencia de prensa de Cristina el lunes posterior a los comicios fue en el sentido contrario: minimización de los resultados y la insistencia en destacar conquistas de este gobierno pero que, como sucede con los mejores logros sociales, la gente ya ha hecho suyas. La salida del cuestionado Ricardo Jaime era esperada, sólo que no vino acompañada de una explicación (¿Se fue por las causas judiciales, por la crisis del sistema de transporte, por la derrota en Córdoba?) ni de los motivos que llevaron a elegir a su sucesor.Hay en todo esto un problema de tiempos. Los medios siempre querrán respuestas rápidas, más cuando huelen sangre, y presionarán por imponer su timing, que no siempre coincide con el de la política. La inmediatez a menudo conspira contra las mejores decisiones, y los gobernantes no tienen por qué ajustarse a los tiempos de los medios, aunque tampoco pueden ignorarlos. Tras una derrota como la del domingo, el Gobierno necesita unos días para digerir los resultados y elaborar una estrategia que indique claramente cuál es el rumbo, en qué sentido piensa ampliar su base política y sobre qué ecuación de gobernabilidad planea llevar adelante los difíciles dos años y medio que le aún quedan de mandato.

sábado, 4 de julio de 2009

REPUDIO AL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS

La defensa de la democracia, de la libre expresión de los pueblos, del proceso de los movimientos sociales latinoamericanos contra las oligarquías y grupos de poder que sojuzgaron y sumieron en la pobreza a la mayoría de los habitantes de América es la causa que nos hermana.
El golpe de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras es un nuevo intento del establishment para frenar el proceso de democratización popular, de inclusión y de avance de los pueblos en el proyecto de integración latinoamericana.
No podemos sino repudiar enérgicamente estos hechos y hacernos eco del llamado de nuestros hermanos hondureños acompañando y manifestándonos a favor de la recuperación de sus derechos constitucionales.

CAUSA POPULAR

viernes, 3 de julio de 2009

HONDURAS : Los militares golpistas y sus cómplices deben ser juzgados

Adolfo Pérez Esquivel
Al secretario General de la OEAA,
las Iglesias,
Movimientos y organizaciones populares:
Nuevamente surgen en el continente los golpes militares apoyados por el Pentágono y la CIA y los grupos de poder económico, eclesiástico y político que no quieren cambio alguno y están dispuestos a imponer nuevamente gobiernos dictatoriales en los países que intenten cambios estructurales y la conquista de la soberanía y autodeterminación de los pueblos.
Lo estamos viviendo en la República hermana de Honduras, víctima de un golpe de Estado por las fuerzas armadas y sus aliados contra el gobierno del Presidente Manuel Zelaya, a quien detuvieron y expulsaron del país, encontrándose actualmente en Costa Rica.
El Presidente de Costa Rica, Oscar Arias asumió su responsabilidad en defensa del gobierno democrático hondureño al decir “que el golpe de Estado contra el gobierno hondureño es un gran retroceso”, y expresando su solidaridad con el pueblo hermano, reclamando la restitución de Presidente Zelaya en su función presidencial.
Rechazamos el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya y reclamamos acciones urgentes de la OEA, y de los gobiernos en el continente para respetar y restituir en sus funciones de gobierno al mandatario depuesto, sin imposición alguna. Se debe juzgar y condenar a los militares golpistas y sus cómplices. No pueden quedar en la impunidad; son criminales que atentan contra la democracia y los derechos humanos del pueblo hondureño y dañan a todos los pueblos del continente y el mundo.
Reclamamos al Presidente de los EE.UU. Barack Obama, intervenir urgentemente para que se respete al pueblo hondureño y su Presidente electo democráticamente.Que repudie el golpe de Estado llevado a cabo por las fuerzas armadas hondureñas y sus secuaces.
Es hora que el gobierno de los EE.UU. cambie su política intervencionista en el continente latinoamericano y sepa respetar la voluntad de los pueblos. Las fuerzas armadas no actúan sin el consentimiento del Pentágono y de la CIA y la complicidad de empresarios, sectores eclesiásticos y políticos que siempre usaron y abusaron del poder para dominar al pueblo.
Esos sectores antidemocráticos pretenden imponer conflictos y guerras de baja intensidad en la región para defender sus intereses y evitar la soberanía y autodeterminación de los pueblos.
Reclamamos a la OEA, desconocer el gobierno golpista impuesto en Honduras. Desconocer al gobierno de facto y restituir en su cargo al Presidente elegido por el pueblo, Manuel Zelaya.
Pedimos a los movimientos y organizaciones populares del continente y de otros países solidarios:
* REPUDIAR EL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS* RECLAMAR EL RESTABLECIMIENTO EN SUS FUNCIONES DEL PRESIDENTE MANUELZELAYA, SIN CONDICIONAMIENTO ALGUNO.*RECLAMAMOS SANCIONAR A LOS MILITARES Y SUS COMPLICES; PARLAMENTARIOS,MAGISTRADOS, EMPRESARIOS Y ECLESIÁSTICOS, QUE NO PUEDEN QUEDAR EN LA IMPUNIDAD
No podemos olvidar que quedan en el continente remanentes de fuerzas armadas golpistas, impregnadas de la Doctrina de Seguridad Nacional y con añoranza de las dictaduras que, en lugar de estar al servicio del pueblo, se han transformado en tropas de ocupación de sus propios pueblos, violando los derechos democráticos y los derechos humanos.
No podemos olvidar que sectores antidemocráticos y golpistas intentaron imponer un golpe de Estado, contra el gobierno legítimo del Presidente Hugo Chávez, de la República Bolivariana de Venezuela y gracias a la acción y apoyo del pueblo venezolano y la solidaridad internacional, fue restituido al gobierno y se logró derrotar a los golpistas.
Los magistrados del Tribunal Electoral, la Corte y el Congreso, deben actuar de acuerdo a la Constitución Nacional y respetar el llamado a la consulta popular sobre la Reforma Constitucional y las decisiones democráticas del gobierno.
NO PUEDEN AVALAR Y APOYAR UN GOLPE MILITAR CONTRA UN GOBIERNO CONSTITUCIONAL, SE ILEGITIMAN POR SUS ACCIONES Y PONEN EN PELIGRO TODASLAS DEMOCRACIAS EN EL CONTINENTE, AL APOYAR UN GOBIERNO DE FACTO, INMORALE ILEGÍTIMO.
Por el derecho de los pueblos a su soberanía y autodeterminación decimos:¡¡¡¡¡¡ NO A LOS GOLPES MILITARES. BASTA YA!!!!!!!Los pueblos son los constructores de su propia vida y de su propia historia.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz