martes, 24 de mayo de 2011

Condición excluyente para ser PRO: Ser idiota


Por Daniela Bambill
La miseria espiritual debe ser uno de los flagelos más espantosos que castigan a la humanidad, de eso sabemos los argentinos, padecimos miserables como gobernantes, miserables como verdugos, miserables como políticos…
Espíritus chiquitos y mezquinos, agazapados, esperando la oportunidad de salir a la luz y lanzar sus excrementos verbales como flechas  certeras al sentido común y a la indignación de la gran mayoría de los ciudadanos… Porque la gran mayoría no están dentro del círculo de los miserables, por más empeño que hayan puesto los medios monopólicos en hacernos creer que éramos lo peor del globo terráqueo.
Más allá de cualquier posicionamiento ideológico, partidario o religioso, la  escoria intelectual es emergente directo de la miseria espiritual, ejemplos claros los hemos visto y escuchado en los debates que tuvieron como epicentro al Congreso Nacional, allí por ejemplo durante el debate de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario hemos escuchado argumentos aberrantes, delirantes y místicos que no diferenciaban ideologías políticas, simplemente nos pintaban de cuerpo entero a los miserables espirituales.
La estupidez supina de Lamanna, vocero de Macri es un modelo de pobreza intelectual, miseria espiritual y soberana hijoputez si se me permite el término barriobajero.
En una etapa histórica de resarcimiento colectivo, en la cual están a flor de piel las laceraciones más profundas cometidas contra la Nación misma,  uno de los crímenes más  monstruosos fue el robo de bebés durante la dictadura,  cada Nieto que Abuelas recupera es un bálsamo que intenta curar las heridas sociales más profundas.
Estos miserables, como Lamanna  no pueden entenderlo, porque en su corto universo mental, lo único válido y representativo es el término “negocio”, para ellos, los miserables como Lamanna, como Macri,  gobernar es un negocio,  hacer política es un negocio, la dignidad es negociable, la Patria es parte del vocabulario marketinero que no llegan a comprender porque sus escasos movimientos cerebrales no les permiten de ninguna manera el pensamiento colectivo… Simplemente no cotiza en la bolsa de valores…
Macri ha demostrado el desprecio por las Instituciones, por los ciudadanos, por la política, por todo aquello que no represente un negocio redituable en su escasa simbología mental.
Es un exponente claro de la idiotez, en el sentido etimológico  original, idiota era aquel al que no le interesaban los asuntos públicos para los antiguos griegos, Macri es un idiota, y por supuesto aquellos que componen su séquito deben poseer la misma virtud, por lo tanto  y permítanme el razonamiento simple Lamanna es un idiota.
Lo preocupante de esto es que estos tipos despreciables ocupen cargos gubernamentales, que sometan a la ciudadanía a su delirante escala de valores y que haya aún hoy personas que se sientan seducidas por su discurso violento.
Las sociedades tienen aristas oscuras, los diferentes matices de la idiotez están enquistados profundamente en muchos ciudadanos, la nuestra es una Patria joven, que está atravesando el momento más maravillosos de su historia,  la impronta que tendrá esta Nación en su madurez será exclusivamente el producto de las acciones de los hombres y mujeres que hoy estamos construyendo ese futuro.
Los tipos como Macri, idiotas útiles al Poder real del establishment económico son  las bacterias que provocan la putrefacción  que debemos erradicar definitivamente y eso solo será posible con la concientización absoluta de la ciudadanía.
Nadie dijo que el sueño de la Patria Libre, Justa y Soberana sería sencillo, lo sabemos, solo basta mirar atrás y conocer la historia, la faena es ardua, pero quienes formamos parte de la gran mayoría ciudadana, sabemos que mirando el pasado, construyendo el presente con honestidad intelectual, compromiso, sentido común y una profunda vocación de servicio estaremos garantizando el futuro que soñaron miles de personas que  dieron su vida como ofrenda máxima en la construcción de la Nación, que es mucho más que un conjunto de personas que habitan el mismo territorio.
La historia nunca más la escribirán los idiotas al servicio de los poderosos, la historia desde ahora y para siempre la escribiremos los que la hacemos, los que la vivimos de a pie, los buenos ciudadanos…



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