Por Daniela Bambill
“Los pueblos de la tierra no sólo deben elegir al hombre que los conduzca: deben saber cuidarlo de los enemigos que tienen en las antesalas de todos los gobiernos”. Evita
La voracidad desmedida y las ambiciones personales y sectoriales atentan contra cualquier intento de desarrollo cualitativo que implique inclusión e igualdad de oportunidades.
Algunos temas nos resultan difíciles de plantear sin correr el riesgo de caer en el juego de la “funcionalidad” a la hegemonía mediática, sin embargo, a la luz de determinados posicionamientos guardar silencio nos convierte en meros espectadores en un tiempo en que es necesario fijar posturas muy claras.
Comenzamos una nueva etapa de este proceso que ha llevado al País del 25% del desempleo a un 7,3% en el segundo trimestre de este año y se espera que para fines de 2011 se alcance un 6,5%. Estos números no son un muestreo ni una ilustración, son una realidad en la vida cotidiana de millones de argentinos.
El mundo está atravesando una de las crisis más profundas en tanto modelos fijados por el mercado internacional, los pueblos se han levantado hasta en el mismísimo corazón del Imperio, manifestando su descontento y desconsuelo frente a políticas excluyentes que solo engrosan las arcas del 1% de la población mundial a costa del hambre del resto, América Latina ha demostrado que siguiendo sus propias “recetas” una economía con crecimiento sostenido y sustentable no está reñida con el bienestar de los pueblos.
En este contexto, Argentina tiene la mejor tasa de empleo y el salario más alto de la Región, sin embargo falta todavía un largo camino por recorrer hacia el tan ansiado pleno empleo que sellará definitivamente la inclusión al sistema laboral de aquellos argentinos que todavía aguardan su oportunidad.
Estos días se ha planteado una discusión desde las políticas tributarias del Modelo Económico que lleva adelante el Gobierno Nacional, puntualmente sobre el Impuesto a las Ganancias, vale recordar que este impuesto estuvo invisibilizado durante años debido a que los sectores más poderosos no tributaban, la evasión ha sido una constante con la consiguiente connivencia de los gobiernos de turno. El planteo fundacional de este modelo ha sido la redistribución de la riqueza y la desarticulación de los poderes fácticos e pos de una democracia real sin condicionamientos foráneos ni internos pero la reconstrucción de una economía devastada no se produce mágicamente.
¿Por qué no plantear la reforma tributaria comenzando por el IVA, si nos basamos en el principio de solidaridad? El IVA es un impuesto que pagan todos, ricos, pobres y sectores medios, el Impuesto a las Ganancias es muchísimo más progresivo en tanto tributan los sectores de mayor poder adquisitivo.
Por otra parte la recaudación ya no cae en un pozo negro ni se fuga hacia las Islas Caiman, cada peso que se tributa al Estado Nacional, regresa en Obra Pública, Asignación Universal por Hijo, Salarios Docentes Dignos, mejora en el Sistema de Salud, por ejemplo, por primera vez en años de historia de la Nación la igualdad de oportunidades ha pasado del discurso a la acción concreta.
Resulta antipático, por cierto, para cualquier ciudadano tributar impuestos, ahora bien, no estamos tributando en un Feudo, ni en una Monarquía totalitaria para el beneficio del Señor o del Rey, tributamos en función del crecimiento económico de la Patria que estamos construyendo desde las cenizas que nos ha dejado la crisis resultante de años de desindustralización, desempleo e inequidad social.
Volviendo al principio de Solidaridad, algunos reclamos resultan extemporáneos en el mejor de los casos y en otros rayan con la irresponsabilidad de los dirigentes gremiales que los llevan adelante, generando un clima adverso en una realidad que parecen negados a aceptar, nostálgicos tal vez de aquellos años en los que era protagonistas de las luchas que llevaban a la calle a millones de ciudadanos.
Mientras que algunos sectores de la CGT endurecen sus posturas respecto del impuesto a las ganancias como bandera de diferenciación con las políticas del modelo que dicen defender, la hegemonía mediática se hace eco de la primera megaoperación del poder concentrado desde el aplastante triunfo de la Presidenta y agitan el fantasma de la devaluación y las corridas cambiarias como principio de una crisis que está en la realidad muy lejos de desatarse, todo en una misma semana, a solo ocho días de expresada la voluntad popular más contundente desde la recuperación de la democracia…
Hay una sutil línea que divide el sentido de la oportunidad del oportunismo, cruzarla sería una torpeza y la historia es implacable con los torpes…
“Los pueblos de la tierra no sólo deben elegir al hombre que los conduzca: deben saber cuidarlo de los enemigos que tienen en las antesalas de todos los gobiernos”. Evita
La voracidad desmedida y las ambiciones personales y sectoriales atentan contra cualquier intento de desarrollo cualitativo que implique inclusión e igualdad de oportunidades.
Algunos temas nos resultan difíciles de plantear sin correr el riesgo de caer en el juego de la “funcionalidad” a la hegemonía mediática, sin embargo, a la luz de determinados posicionamientos guardar silencio nos convierte en meros espectadores en un tiempo en que es necesario fijar posturas muy claras.
Comenzamos una nueva etapa de este proceso que ha llevado al País del 25% del desempleo a un 7,3% en el segundo trimestre de este año y se espera que para fines de 2011 se alcance un 6,5%. Estos números no son un muestreo ni una ilustración, son una realidad en la vida cotidiana de millones de argentinos.
El mundo está atravesando una de las crisis más profundas en tanto modelos fijados por el mercado internacional, los pueblos se han levantado hasta en el mismísimo corazón del Imperio, manifestando su descontento y desconsuelo frente a políticas excluyentes que solo engrosan las arcas del 1% de la población mundial a costa del hambre del resto, América Latina ha demostrado que siguiendo sus propias “recetas” una economía con crecimiento sostenido y sustentable no está reñida con el bienestar de los pueblos.
En este contexto, Argentina tiene la mejor tasa de empleo y el salario más alto de la Región, sin embargo falta todavía un largo camino por recorrer hacia el tan ansiado pleno empleo que sellará definitivamente la inclusión al sistema laboral de aquellos argentinos que todavía aguardan su oportunidad.
Estos días se ha planteado una discusión desde las políticas tributarias del Modelo Económico que lleva adelante el Gobierno Nacional, puntualmente sobre el Impuesto a las Ganancias, vale recordar que este impuesto estuvo invisibilizado durante años debido a que los sectores más poderosos no tributaban, la evasión ha sido una constante con la consiguiente connivencia de los gobiernos de turno. El planteo fundacional de este modelo ha sido la redistribución de la riqueza y la desarticulación de los poderes fácticos e pos de una democracia real sin condicionamientos foráneos ni internos pero la reconstrucción de una economía devastada no se produce mágicamente.
¿Por qué no plantear la reforma tributaria comenzando por el IVA, si nos basamos en el principio de solidaridad? El IVA es un impuesto que pagan todos, ricos, pobres y sectores medios, el Impuesto a las Ganancias es muchísimo más progresivo en tanto tributan los sectores de mayor poder adquisitivo.
Por otra parte la recaudación ya no cae en un pozo negro ni se fuga hacia las Islas Caiman, cada peso que se tributa al Estado Nacional, regresa en Obra Pública, Asignación Universal por Hijo, Salarios Docentes Dignos, mejora en el Sistema de Salud, por ejemplo, por primera vez en años de historia de la Nación la igualdad de oportunidades ha pasado del discurso a la acción concreta.
Resulta antipático, por cierto, para cualquier ciudadano tributar impuestos, ahora bien, no estamos tributando en un Feudo, ni en una Monarquía totalitaria para el beneficio del Señor o del Rey, tributamos en función del crecimiento económico de la Patria que estamos construyendo desde las cenizas que nos ha dejado la crisis resultante de años de desindustralización, desempleo e inequidad social.
Volviendo al principio de Solidaridad, algunos reclamos resultan extemporáneos en el mejor de los casos y en otros rayan con la irresponsabilidad de los dirigentes gremiales que los llevan adelante, generando un clima adverso en una realidad que parecen negados a aceptar, nostálgicos tal vez de aquellos años en los que era protagonistas de las luchas que llevaban a la calle a millones de ciudadanos.
Mientras que algunos sectores de la CGT endurecen sus posturas respecto del impuesto a las ganancias como bandera de diferenciación con las políticas del modelo que dicen defender, la hegemonía mediática se hace eco de la primera megaoperación del poder concentrado desde el aplastante triunfo de la Presidenta y agitan el fantasma de la devaluación y las corridas cambiarias como principio de una crisis que está en la realidad muy lejos de desatarse, todo en una misma semana, a solo ocho días de expresada la voluntad popular más contundente desde la recuperación de la democracia…
Hay una sutil línea que divide el sentido de la oportunidad del oportunismo, cruzarla sería una torpeza y la historia es implacable con los torpes…
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