martes, 31 de julio de 2012
De operetas de prensa, reacciones espasmódicas y consecuencias
Por Daniela Bambill
La militancia política requiere de acción, de evaluación y de responsabilidad. Ninguna agrupación es una isla, la Presidenta ha sostenido que la organización, la unidad y la solidaridad deben ser los ejes que encuadren a la militancia territorial que se siente identificada con el Proyecto que encabeza.
Muchas son las organizaciones que con diferentes nombres y espacios de militancia concretos apoyan este proyecto político comenzado en 2003.
Sabemos que cada política pública será sistemáticamente vilipendiada por el Grupo Clarín y sus aliados, así como por los miembros de la oposición variopinta que se cobija bajo su paraguas.
Todos y cada uno de nosotros estamos expuestos a operaciones de prensa que esgrimiendo estupideces y mentiras y cuanto más morbosas sean serán mejor para sus objetivos.
A los grupos que ostentaron el poder real en la Argentina en sus 200 años de historia les molesta la participación popular, les molesta la acción militante, les molesta el despertar de los pibes a la política, les molesta un gobierno que antepone los intereses de la mayoría a los suyos…. Como lógica reacción de quién ve menoscabar sus privilegios atacan y no les importa los daños que causan. Vieja historia conocida… El miedo y la necesidad de insuflar odio en mentes desprevenidas son la estrategia más común y lamentablemente todavía logran entrar, logran hacer mella en una porción muy importante de la ciudadanía. Desconocerlo sería una estupidez supina.
Ahora bien, la responsabilidad militante radica fundamentalmente en la correcta evaluación de las acciones y sus consecuencias.
Las consecuencias de las acciones que realizamos de ninguna manera pueden ser funcionales a estos mercenarios de la mentira, podemos tener las mejores intenciones, podemos enmarcar la militancia en la más noble de las posiciones ideológicas, pero si estas acciones como consecuencia traen aparejado un escándalo mediático en el cual desde un funcionario de bajo rango hasta la Presidenta de la Nación deben salir a dar explicaciones, deberíamos preguntarnos, al menos si fue acertado o no el hecho que promueve semejante desparramo.
Vale esto para cualquiera, dije anteriormente que todos estamos expuestos, no importa el tamaño de la agrupación, ni el marketing que nos respalde, ni la popularidad o el cargo que ocupen sus referentes, todos los que militamos dentro de este proyecto somos plausibles de ser utilizados como fusible en una operación mediática para dañar la imagen del Proyecto Nacional Popular y Democrático que tanto nos costó construir.
Es nuestra exclusiva responsabilidad saber medir tiempos, evaluar consecuencias.
La soberbia y la torpeza son las trampas más comunes en las que cae un militante, las luminarias y el brillo de la notoriedad a veces seducen en extremo.
Es tiempo de pensar, de reflexionar y no de buscar en los viejos sofismas o en las trilladas frases utilizadas como consigna la justificación para los errores que cometemos.
Nadie está exento de cometer errores y mucho menos quienes “hacen”, la humildad de reconocerlos y tomarlos como punto de partida para el aprendizaje nos hace mejores militantes… mejores personas…
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