sábado, 20 de febrero de 2010

Visualizar el cambio de paradigma es hoy nuestra responsabilidad como militantes

Por Prof.Daniela Bambill- Conductora de Causa Popular Brown

“Y, como sucede con todos los hechiceros de la tribu, cuando sus poderes sobrenaturales son cuestionados, es cuestión de días. Los tigres no los aleja el mago de la tribu; hay que ir a cazarlos con arcos y flechas. Entonces, ¿para qué mantener al brujo?” ( J.W.Cooke)

El oráculo de Delfos fue un recinto sagrado dedicado a “Apolo” -Dios de los oráculos, de la juventud, de los rebaños, de la poesía, de la música y de las artes en general- que tenía en el centro su gran templo, al que acudían los griegos para preguntar a los dioses sobre cuestiones inquietantes. El oráculo referido se llegó a ubicar situado en Grecia, en el emplazamiento de lo que fue la antigua ciudad llamada Delfos. La leyenda y la mitología cuentan que en el monte Parnaso y cerca de esta fuente se reunían algunas divinidades, diosas menores del canto, la poesía, llamadas musas junto con las ninfas de las fuentes, llamadas Náyades. En estas reuniones Apolo tocaba la lira y las divinidades cantaban. El oráculo de Delfos influyó en gran manera en la colonización de las costas del sur de Italia y Sicilia. Llegó a ser el centro religioso del mundo helénico.

Con la Globalización y la consecuente concentración de la información, el alejamiento masivo de la ciudadanía de los Partidos Políticos tradicionales, los espacios de debate fueron resumiéndose a la simple escucha de lo que dicen otros… La Divinidad no tiene hoy un gran Templo, sino una sucursal en cada casa, dentro de ese aparato cuadrado que con los cambios de paradigma llegó a convertirse en reproductor excluyente de “la realidad”.

Formador de ideas por excelencia, los medios masivos de comunicación “bajan” la línea que representa exclusivamente los intereses a quienes ellos representan, valga la redundancia y el lugar común.

Ahora bien, se da por estas horas en nuestro país un fenómeno que hace muchísimo tiempo no ocurría, casi tímidamente primero y con una gran determinación después la afluencia de ciudadanos con ganas de participar activamente en política.
Con agrado podemos observar cómo los postulados que rezaban que no sirve la política y que los políticos solo están allí por beneficio personal van resultando obsoletos ante la premisa que para modificar realmente una realidad adversa en materia de participación política el único camino posible es la militancia activa.

El oráculo de la realidad mutilada va perdiendo su fuerza a medida que el ciudadano se acerca, se compromete y se alfabetiza en la lectura de los medios.
Sin caer en posturas maniqueístas , pero sí alfabetizando su lectura, quienes militamos en algún espacio podemos ser guías en este maravilloso proceso que abrió la discusión más profunda en materia de políticas de estado de los últimos 30 años
Quién maneja la información tiene el Poder. Temas como la negociación del Papel Prensa, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, significaron la puerta abierta hacia una nueva forma de ver la acción política.
Más allá de cuestionamientos hacia la figura presidencial, el 90 por ciento de la población estaba de acuerdo con esas medidas, y por primera vez en muchísimos años comenzaron a dudar de lo que escuchaban o leían, hasta no hace mucho cómo la única realidad que los circundaba.

Este pequeño aporte en un mar de contradicciones propios de años de no-militancia en la gran mayoría de la población puede significar un cambio de paradigma en cuanto a la construcción política.
Quienes recorremos los barrios más humildes del Conurbano escuchamos con emoción cuando algún vecino descreído dice, “estos que nos bajen todo, pero en el cuarto oscuro elegimos nosotros”… Aunque rudimentaria la frase, encierra la madurez que va adquiriendo el proceso democrático, la dignidad que van recuperando los sectores más vulnerables… El clientelismo está en terapia intensiva.

Militar desde las ideas ya no es una utopía, la honestidad intelectual comienza a ser un baluarte inimaginado durante la crisis del 2001.

Los agoreros hacen esfuerzos supremos por captar adeptos, pero a medida que avanzan las conquistas sociales, sus palabras impuestas como dogmas caen ante la realidad irrefutable, aún desde ese aparato qué va perdiendo la magia a medida que ejércitos de militantes distribuyen su palabra garantizada por hechos concretos.

Más allá de los aparatos de TV, más allá de los aparatos clientelares, más allá de los históricos manejos de algunos punteros de algunos Intendentes del Conurbano, se siente, se respira un cambio de paradigma…
No visualizar este momento histórico sería el peor error que podamos cometer…

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