domingo, 20 de marzo de 2011

Algunas reflexiones sobre Moyano, el paro, la reacción militante el peronómetro y otras yerbas...

 Por Daniela Bambill

"La teoría política no es una ciencia enigmática cuya jerarquía cabalística manejan unos pocos iniciados, sino un instrumento de las masas para desatar la tremenda potencia contenida en ellas. No les llega como un conjunto de mandamientos dictados desde las alturas, sino por un proceso de su propia conciencia hacia la comprensión del mundo que han de transforma." J.W.Cooke 


Los sofismas resultan indigeribles, nos somos un rebaño acrítico, el logro mayor del kirchnerismo ha sido sin lugar a dudas la ruptura de la apatía histórica entre sociedad y política.
Quienes nacimos en los ’70 hemos asomado a la política junto al nacimiento de la democracia y hemos visto nacer y morir ilusiones e ideales al ritmo del mercado, la agenda mediática y la desideologización extrema que llegó a  pregonar la muerte de las ideologías.
Fuimos  muchos los que resistimos el neoliberalismo chabacano de los ’90 desde diferentes trincheras. No es la intención de este escrito quitar méritos a las luchas de nadie, cada uno resistió desde dónde y cómo pudo. En soledad o acompañado.
A partir de 2003 comenzamos a reconocernos lentamente y como luego de una catástrofe natural o bélica, sobre las ruinas de la Patria intentamos aunar esfuerzos con un único objetivo, la reconstrucción.
Hemos alcanzado logros impensados en tan solo ocho años, más allá de la militancia territorial histórica,  hemos aprendido a encontrarnos en la aldea virtual y hacer uso militante de esos encuentros y hemos roto la verticalidad del discurso y el debate poniendo en palabras los pensamientos individuales para construir un gran pensamiento colectivo lleno de matices y sujeto sistemáticamente a la revisión y correcciones necesarias  para la profundización ideológica en la batalla más dura que dan los pueblos, que no es otra que la batalla contra el coloniaje cultural.
Los últimos días se han podido escuchar muchas voces respecto de apoyos  a diferentes candidatos en lo que se supone un mismo espacio político, y esto no está mal, es un síntoma de madurez democrática, hemos podido escuchar también diferentes posturas respecto del paro que no se concretó convocado por la CGT en desagravio de Hugo Moyano, y no está mal tampoco, se supone que somos militantes políticos y no un rebaño acrítico que acepta en nombre de una pretendida verticalidad las acciones que se definen dentro del cuerpo sindical al que no todos pertenecemos. Sin quitar mérito alguno a la lucha de Moyano en favor de los derechos de los trabajadores, su invaluable aporte al modelo y la representatividad indiscutida de la CGT.
Durante estos días se pudo observar algo que no suma a ningún proyecto político tenga el color que tenga y es la descalificación del que plantea una postura opuesta  como único argumento válido.
Sabemos que el monopolio atacará sistemáticamente a Moyano, conocemos de las operaciones políticas que en su contra y conocemos la trayectoria del líder sindical, ahora bien…
No estamos en absoluto de acuerdo con una medida de fuerza como la huelga y movilización como herramienta de desagravio.
Las huelgas no afectan al monopolio, es más lo fortalecen, la idea de una ruptura de la CGT con el Gobierno Nacional está entre los deseos más profundos de Magnetto. En eso creemos coincidir todos,  en consecuencia una huelga afecta directamente al Gobierno Nacional y le es absolutamente funcional al Monopolio, esto último desde el sentido común más básico.

Cada voz que se levantó contra la huelga  quiso ser apagada con descalificaciones y agravios.
Se intentó establecer una linealidad en la cual quien se oponía a la huelga se oponía a Moyano por lo tanto se oponía a la Presidenta y como resultado de esto estaba a favor del Monopolio.
Se vienen tiempos duros con un Duhalde acechando en las sombras, con una campaña electoral por delante que será seguramente sucia y plagada de falacias y operaciones similares, la inteligencia y la sensatez deben ser las herramientas de nuestra estrategia.
No todos los factores de poder dentro del oficialismo tienen los mismos intereses sectoriales, no todos los actores tienen los mismos intereses personales y aunque suene a verdad de perogrullo, hay un interés supremo que es el Proyecto que encabeza la compañera Cristina Fernandez.
La responsabilidad dirigencial debe primar sobre cualquier intento de desarticular la ingeniería del Proyecto, y realmente no se vislumbra gran responsabilidad en los discursos que escuchamos en la última semana.
Al que le quepa el sayo se lo ponga,  la construcción política requiere una relación dialéctica en tanto reflexión y acción concreta.
Esta etapa histórica nos enfrenta al desafío del cuestionamiento directo de las bases militantes por vías inimaginadas  hace tan solo 3 años,  el paso del tiempo nos dirá quién estuvo a la altura de las circunstancias.

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