Por Daniela Bambill
Si bien es real que todo se tergiversa en los medios hegemónicos, hoy estamos bien armados respecto del análisis. Sabemos quién es quien
Sabemos que los medios están al acecho, las palabras deben ser claras y los posicionamientos muy bien argumentados.
La excusa de las malas interpretaciones respecto de algunas manifestaciones y posiciones suena infantil a esta altura del debate.
Las aclaraciones que oscurecen no aportan a la construcción. Los sofismas sirven cuando el receptor no es capaz de desarrollar pensamiento crítico y no es el caso de la inmensa mayoría de militantes.
Históricamente las dirigencias bajaban una línea determinada y la militancia acataba, las discusiones quedaban en las paredes de la unidad básica o el comité y hacia afuera era difícil visualizar el real impacto que generaban los acuerdos y las decisiones que mayoritariamente responden a intereses que nada tienen que ver con el discurso que se enuncia.
La aparición de las redes sociales han modificado sustancialmente esta realidad, no solo en nuestras tierras, basta mirar al oriente para ver la dimensión y el protagonismo que han tomado en los Emiratos Árabes.
Las nuevas tecnologías horizontalizaron el debate, ya no se escucha “misa” de algún iluminado que a veces por capacidad y otras como artífice del azar ocupan los primeros estratos en la pirámide.
Hoy todo es plausible de ser discutido, cuestionado y analizado. Las redes sociales son un arma muy poderosa si se toma conciencia del valor intrínseco que poseen.
El enemigo también lo sabe. Todos y cada uno de nosotros queda expuesto a la mirada de los propios como de los contrarios, todas y cada una de las palabras adquieren una dimensión inimaginada hace solo un par de años.
Ahora bien, la exposición de ideas resulta mucho más molesta y complicada hacia adentro que hacia afuera. Nos es sencillo tomar posición cuándo los temas atañen a los otros.
Pero mucho más difícil resulta definir quienes son los propios y quienes los otros cuándo desde “adentro” ante una manifestación contraria a los intereses de aquellos que entienden esta actividad como un coto personalísimo se disparan adjetivos descalificadores a aquel que hasta ayer no más era un compañero.
Responsabilizar de todas las argucias y manejos non sanctos al enemigo es tentador, así podemos leer que este está pago, aquello es una operación de prensa, tal jugada extorsiva es producto de la derecha maldita.
La falta de respeto al intelecto del otro implica una reacción inesperada y puede llegar a ser más nociva que constructiva.
Estamos frente a una instancia decisiva en materia de recuperación de los valores políticos por excelencia, un punto de inflexión en el que pareciera estar a un paso de eliminar finalmente la apatía histórica del común de la sociedad frente a los temas de interés público.
Poco inteligente resulta iniciar el camino contrario por mantener intactos los privilegios que otorga la posición personal dentro del esquema si como consecuencia de ello se dilapida la construcción colectiva.
Comenzamos un año decisivo para quienes consideramos que el objetivo supremo es la continuidad del modelo político iniciado por Néstor Kirchner, la reflexión, la sensatez, la toma de posición clara, el debate honesto, deberían constituir las herramientas para la construcción de una nueva etapa, nos compete a todos el desprendimiento que requieren los grandes momentos históricos, no solo a quienes militan desde el llano.
1 comentario:
muy interesante tu visión. Yo concuerdo en que es un año muy difícil en el que van a salir con los tapones de punta. Creo también que las redes sociales horizontalizaron el debate aunque no debemos olvidar que es un porcentaje muy escaso de gente que utiliza ese método de comunicación. Por eso creo que la lucha fuerte y muy difícil va a estar donde siempre estuvo, o sea la calle que es el lugar se jugará el partido.
Creo.
Saludos
hab2050
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