jueves, 22 de abril de 2010

LOS ENTREGADORES DE LA PATRIA



Un ensayo del Lic. Jorge Raúl Agnese

Hace 184 años - allá por 1822 - nuestro país comenzaba una historia repetitiva y tan perfecta como el círculo: Su deuda externa. Una increíble bola de nieve que comenzó con el malhadado empréstito Baring y que - según muchos autores - sólo tuvo un periodo de apenas 4 meses, donde la deuda no existió. Fue un 22 de agosto del año que mencionamos, que se dio a luz la matriz de un decreto de impreciso articulado, donde lo que mas nos puede interesar expresaba: "La Honorable Junta de Representantes de la provincia, usando la soberanía ordinaria y extraordinaria que revista, ha acordado y decreta con todo el valor y fuerza de la ley lo siguiente: Art. 1°.- Queda el gobierno facultado para negociar, dentro y/o fuera del país, un empréstito de 3 a 4 millones de pesos valor real…". A partir de allí, nuestro país sólo se libro en forma total del síndrome de la deuda externa durante 4 meses que los expertos ubican en 1950.

HISTORIA REPETIDA
Irigoyen, el Cabildo, Aguirre de Sarratea, De la Quintana, Mejía, Soler, Dorrego, Balcarce, Alvear y Rodríguez se fueron turnando y derrocando en un 1820 en que Buenos Aires tuvo alrededor de 20 gobiernos, con un común denominador: Todos corrían la carrera de realizar obra pública, a pesar de las casi nulas disponibilidades. Los derrocamientos hacían efímeras las firmas en el papel moneda y la gente prefería el oro, la plata y las libras esterlinas. La hasta hace poco natural costumbre de imprimir billetes estaba vedada en aquella época, como forma de provisión de fondos. Claro que existían otros impedimentos como el que advertía Quiroga a la intensión de Rivadavia de fundar en Buenos Aires un Banco Nacional: "…el infrascrito, en vista del proyecto que antecede, protesta por lo mas sagrado de los cielos y de la tierra, que el papel moneda no circulara en las provincias del interior mientras él permanezca en ellas, o cuando los partidarios de tan detestable plaga pasen por su cadáver…", desafiaba el Tigre de los Llanos.
FLORIDA Y DIAGONAL NORTE
En ese preciso lugar existe un testigo de nuestra deuda externa Dixit. Se trata de un cuadrado que exhibe un viejo y desparejo empedrado, inserto en la vereda frente a conocida cafetería, a cuyo pie una placa informa que se trata del viejo adoquinado de la calle Florida. Estos adoquines fueron desmantelados del puerto de la ciudad por Rivadavia para “fomentar nuestro progreso”. Contemporáneamente, con el decreto de la Junta de representantes, se ponía la matriz al nefasto empréstito Baring, comenzando nuestra costumbre deudora, a la par que comenzaban las sospechas y contrasospechas sobre su origen, curso y resolución de una deuda sobre la que se ha escrito y se escribirán miles de paginas con mucho de política y muy poco de verdad. Aquel crédito se tomo para dotar a la ciudad de lo siguiente: 1) El muelle faltante ya que con el material del viejo se adoquino Florida para "la gente como uno" de aquella época, 2) Agua corriente para la ciudad y 3) La construcción de tres ciudades fronterizas entre la Capital y el pueblo de Patagones. La Baring Brothers tomo el empréstito al 70 % de su valor real y el valor nominal de libras esterlinas iniciales (Equivalentes a unos 5 millones de pesos fuertes), se convirtió para nuestro país - 80 años mas tarde - en los 23.764.766 pesos finales que recalculó el presidente del Crédito Publico Nacional. Señor Pedro Agote - a través de los 5 tomos de su "Informe sobre la deuda pública, bancos y acuñación de moneda" que puede consultarse en la Biblioteca Nacional. Para la Baring, el préstamo fue funesto ya que junto a otros problemas que debió afrontar en otras latitudes, fue la gota que colmo el vaso de su caída.
LOS HERMANOS PINZONES
Roberto Fernández Taboada realizó en 1984 para el diario Clarín, un informe especial sobre este apasionante tema. Decía que los empréstitos no son nuevos en el mundo, como tampoco nuevo su final: Financiar guerras. Cabe reconocer que otros reyes - asegura Fernández Taboada - destinaron sus dinerillos a fines más útiles como el descubrimiento de América, esfuerzo para el cual la corona española aportó un millón de maravedíes recibidos del prestamista Mosen Luis de Santangel, escribano de ración del rey Fernando. A esto debe agregarse otro milloncito aportado por el propio Colón - que tenía muy claro que el mundo era redondo y que había algo mas allá del horizonte - y medio milloncito mas aportado por Martín Alonso de la familia de los Pinzón, con lo que queda desechada la fábula del huevo parado y de las joyas de la Reina, quedando este episodio como el primer antecedente de la historia financiera de esta parte de América, y primer dato sobre el posterior robo y genocidio de los aborígenes de esta parte del mundo.
A FAVOR Y EN CONTRA
Los argumentos a favor y en contra de la costumbre de concertar deudas, son numerosos. A favor, se dice que facilita a los gobiernos un mejor aprovechamiento de sus recursos, acelerándolos. Capitaliza al país con los resultados de la inversión a la que se dedican. Puebla e incorpora a la economía los recursos naturales. Crea fuentes de trabajo. Es el recurso para alcanzar de inmediato proyectos ambiciosos. Los que no están de acuerdo en contraer deuda externa sostienen por su parte, que la historia de los préstamos demuestra que finalmente se utilizan para alentar burocracias o gastos militares. Provoca recelo en la población. Es una incitación al gasto sin disciplina. Somete al país a imposiciones directas o indirectas del extranjero. Es el medio fácil para que los gobernantes comiencen obras sin arbitrar los medios idóneos y locales de financiación. Ambas listas pueden enriquecerse "in eternum".
DISPAREN CONTRA LA BARING
Sin duda que aquel primerizo empréstito levantó polvareda. Se criticó que se lo hubiera negociado al 70 % de su valor nominal, de modo que por cada 100 libras de la Baring, ésta entregaba 70, pero en realidad la suma era menor al descontarse comisiones y otras cargas. En defensa del empréstito se levantaron voces diciendo que otros países americanos recibieron similares pero al 50 % de sus valor. El caso es que lo más criticado del empréstito que parió nuestra deuda externa, fue su destino. Llegados los fondos se formo - cuando no - una comisión para atender los servicios de su entretenimiento, es decir: Inversión, gastos, administración, autopréstamos (¿¡!?), pago de intereses, etc. Por estos medios también se realizaron prestamos y descuentos de documentos a comerciantes e importadores entre los que descollaban algunos nombres vinculados a la concentración del empréstito, con lo que el tema de la corrupción y los negociados tiene data en nuestro generoso suelo. En su informe Fernández Taboada, afirma que estas maniobras, luego pasarían a engrosar el capital del flamante Banco Nacional y que - por supuesto - los fondos jamás se usaron para su destino primitivo. Ergo: Ni muelle, ni agua corriente, ni poblaciones fronterizas ni nada que se le parezca.
LAS GUERRAS
Enseguida vendría la guerra con Brasil, los mil días de bloqueo al puerto impuestos por los ingleses en enero de 1826, los 950 días de bloqueo francés de 1838, los 650 días de bloque anglo-francés de 1845, los otros 350 días de otro bloqueo francés, etc. En 1905, Carlos Pellegrini expresó: "… estamos lejos de aquella época y de aquel modesto millón de libras que los azares de nuestra vida política desviaron de su destino fijado. En vez de construir puertos fue invertido en armas para nuestro ejercito que se llenó de gloria en Ituzaingó…". Por su parte Alberdi aseguro: "…el empréstito del 22, levantado en Inglaterra para obras publicas, se consumió en la guerra con Brasil…". Cualquier parecido a la guerra de Malvinas y ciertas colectas públicas desaparecidas por más de 50 millones de dólares, es obra de la casualidad.
PONIENDO ESTABA LA GANSA
En 1826 la fragata "Dover" partió llevándose 27.592 libras esterlinas en doblones como parte de pago de intereses del segundo semestre. En 1827 se pasaron penurias para pagar, por lo que Dorrego dijo: "…es necesario proveer los medios para acudir a los pagos de los dividendos próximos, que deben enfrentarse en el mes de enero de 1828…". Tal vez el lector pensara que esta película ya la vio, pero los gobiernos siguientes no pudieron cumplir los compromisos y fue así que en 1857 y luego de “arduas negociaciones”, se reconocieron intereses por 1.641.000 libras esterlinas. Cuando el empréstito llegó a Buenos Aires y luego de realizadas las deducciones de práctica, se comprobó que sólo habían ingresado a la caja fuerte nacional 570.000 libras. Saque Ud. sus propias conclusiones.
EL ARTE DE ENDEUDARSE
A esta altura de esta investigación, caben algunas reflexiones. Un país puede funcionar sin endeudarse, pero ello no significa hacerlo dentro de ciertos límites que preserven los intereses económicos nacionales. Esos limites están dados por la capacidad de repago de capitales e intereses, en plazos aceptables. Si el endeudamiento va mas allá de ellos, se convierte en gravoso. Esto no es muy distinto de lo que puede pasarle a una empresa o a una familia. Sin embargo hay que tener en cuenta otros aspectos, como por ejemplo tener claro para que se endeuda un país. Si lo hace para despilfarrar organizando campeonatos de fútbol, equiparse para hipotéticas guerras, para viajes al exterior o para compras de bienes de consumo intermedio o para ser más claro: Si se lo utiliza para cuestiones no productivas de divisas, es lógico que más adelante nos tengamos que arrepentir. Usando los fondos en sentido inverso - desarrollar actividades productivas que permitan obtener divisas para poder pagar y que además quede saldo - no hay nada de malo en recurrir a un empréstito. En resumen: 1) El endeudamiento no debe superar la capacidad de repago del país 2) Debe ser destinado al desarrollo de actividades productivas en términos económicos y 3) Esas actividades deben producir, además, divisas.
BICICLETAS VARIAS
Ante el menor intento de investigación, el primer escollo es la falta de datos. Parece toda una conspiración, pero es raro encontrar estadísticas. José María Vizcaíno cubrió ese déficit en su libro «La deuda publica nacional». Allí nos enteramos que en 1885 el déficit del comercio exterior era de 8.342.860 pesos. En 1887 se llegó al record de 74.424.529 pesos. En 1889 la deuda pública llega a los 150.724.304 pesos y en 1890 arriba a los 374.273.315 pesos. Las cifras preanunciaban el «crac» de los 90 y lo peor era que el endeudamiento externo no había declinado. En 1886 se había contratado otro empréstito con Londres - usado en la guerra con el Paraguay y en otros enfrentamientos internos con Entre Ríos y Corrientes -, a lo que debe agregarse un refuerzo en 1893, lo que provocó esta denuncia de Alberdi: «...se levantan los empréstitos para guerras de honor, de gloria nacional y de libertad. Siempre son las palabras de orden con las que se invita a suscribirlos. La verdad es que se emprenden esas guerras para tener una razón que permita levantar empréstitos...». Si bien la denuncia es verificable en nuestros días, lo cierto es que nuestro país acumula déficit sobre déficit alegremente, a los que se les acumula la deuda externa, tal como lo haría una droga. Era (¿es?) un mecanismo de drogadicción económica perfecta.
El caso es que del informe de Fernández Taboada surge que la deuda externa entre 1889 a 1890 se había multiplicado casi geometricamente: De 86 a 355 millones de pesos. ¿Cuál es la causa de este despropósito? La vieja y perversa bicicleta que - como se ve - no es un invento de José Alfredo Martínez de Hoz y que en aquellos tiempos funciono a full. La operatoria era simple: Compraban campos al límite poniendo todo lo que tenían. Pero después había que vestirlo (molino, alambrado, carro, arado, rancho para la peonada, etc). Recurrían entonces al Banco Hipotecario de Buenos Aires e hipotecaban los campos, pero siempre con resto para comprar otros campos a los que vestían... ¡Con otra hipoteca! Así hasta que las velas no ardan y el pueblo trabajador en su totalidad era traicionado y explotado. Muchas fortunas bonaerenses – hoy dedicadas a la soja - tienen ese origen perverso sostenido por el erario público. Pero la gran bicicleta final la hicieron el Banco Hipotecario y al Banco Nación: Realizaron sendas y hermosas emisiones clandestinas.
Algo digno de recordar es como llegaron muchas tierras a las manos de las familias latifundistas y oligarcas. Felipe Pigna así lo expresa: “Terminada la “Guerra sucia” contra el indio – verdadero dueño de la tierra -, y cumplido el objetivo militar había llegado el momento de la repartija del patrimonio nacional. La ley de remate público del 3 de diciembre de 1882 otorgó 5.473.033 de hectáreas a los especuladores. Otra ley, la 1552 llamada con el irónico nombre de “Derechos posesorios”, adjudico 820.305 hectáreas a 150 propietarios. La ley de “Premios militares” del 5 de septiembre de 1885, entregó a 541 oficiales superiores del Ejercito Argentino 4.679.510 hectáreas en las actuales provincias de La Pampa, Rió Negro, Neuquén, Chubut y Tierra del Fuego. La cereza de la torta llegó en 1887: una ley especial del Congreso de la Nación premio al General Roca con otras 15.000 hectáreas. Si hacemos números, la llamada “Conquista del desierto” sirvió para que entre 1876 y 1902 - es decir en 27 años -, el Estado o vendiese por moneditas o regalara 41.787.023 hectáreas a 1843 terratenientes vinculados estrechamente por lazos económicos y/o familiares a los diferentes gobiernos que se sucedieron en aquel periodo. Entre ellos se destacaban 24 familias “patricias” que recibieron parcelas que oscilaban entre las 200.000 de los Curo, los Menéndez Bethy, los Anchorena, los Ezcurra, y los 2.500.00 obtenidas por los Martínez de Hoz”. Amigo lector: ¿Se da cuenta de donde salio la fortuna del Coronel Cañones, tío de Isidoro en la historieta de Patoruzú, de Dante Quinterno? Sin duda hoy vemos que era un aguafuerte de lo que son muchos los argentinos.
También Felipe Pigna cita a don Osvaldo Bayer que sobre el operativo para no dejar rastros de los “salvajes” afirmó: “Los nombres poéticos que los habitantes originarios pusieron a montañas, lagos y valles fueron cambiados por nombres de generales y burócratas de Buenos Aires. Uno de los lagos mas hermosos de la Patagonia que los Tehuelche llamaban “Ojo de Dios” paso a llamarse Gutiérrez, un burócrata del Ministerio de Interior que pagaba los sueldos a los militares. En Tierra del Fuego, el lago llamado por los Onas “Descanso del horizonte” paso a llamarse Monseñor Fagnano, en honor al cura que acompaño con la cruz a la espada en la “conquista” de Roca”. Los personajes a los que les “vendieron” o regalaron las tierras, son los mismos que se extendieron hacia el norte, a través de nietos, bisnietos, tataranietos y choznos que – no se asombre el lector -, estén comandando los intereses en pugna del campo en la actualidad. Son los menos que agobian a los más, que doblan el lomo en serio sobre la Pachamama. Son los que siempre se opusieron a la industrialización del país, porque eso estaba en contra de sus intereses. Son los que aun hoy pagan con techo de lata, piso de tierra, paredes vinchuqueras, ninguna protección sanitaria y bonos que se gastaban en los almacenes de ramos generales… del patrón. Son los que odian viceralmente a Juan Domingo Perón por el Estatuto del Peón. Convengamos que tampoco se cumple hoy: en pleno 2008 en Exaltación de La Cruz, provincia de Buenos Aires fueron denunciados varios criaderos de pollo donde además de lo descripto había explotación laboral infantil con cercos electrificados, que reíte de los campos de concentración Nazi.
A CONFESION DE CULPAS…
Pero hubo rebeldes en la oligarquía como Federico Peralta Ramos que trabajaba con Tato Bores para horror de los de sus clase, y Raúl Barón Biza exponente de la alta sociedad cordobesa que devenido a “escritor maldito”, en su novela “Todo estaba sucio”, hace decir al personaje José Antonio que oficia de terrateniente en la misma, el siguiente y definitorio pensamiento dirigido a uno de sus peones: “Yo no soy culpable de mi riqueza, no hice mas que heredarla, yo no legislé la vida. Las leyes me dan derechos que no impuse y a los que no renuncio (…) La vida me ha dado las mayores comodidades, las mejores hembras, los más agradables placeres, los manjares más exquisitos. ¿Y voy a renunciarlos en virtud de tu “moral”? Tu tienes moral porque no tienes dinero”. Raúl Barón Biza escribió seis libros incunables porque era su propio editor y no hizo archivo. Se suicido en 1963 de un disparo en la cabeza, tras desfigurar con ácido sulfúrico el rostro de su esposa Clotilde que se suicido años mas tarde, al igual que dos de los tres hijos de la pareja. Lo cierto es que Raúl Barón Biza se dedico a escandalizar y criticar ácidamente a su clase, mientras tripulando su Rolls Royce o su Mercedes Benz, dilapidó toda la fortuna familiar. Era de los que llevaba la vaca en el barco rumbo a Europa para tener leche y manteca argentina. Claro que no era un gesto patriótico. Sólo simple soberbia oligarca. Carlos Pellegrini también hacia lo mismo. El que fuera primer mandatario de nuestro país, fue el inventor de aquello de “tirar manteca al techo”. Colocaba un pedazo de ese producto en la punta del cuchillo de mesa y disparaba “el proyectil nacional” que quedaba adherido en el techo del restaurante Maxims´s de Paris, en medio del jolgorio de mozos y dueños. Claro: la propina era suficientemente generosa. Cualquier parecido a Isidoro Cañones de Dante Quinterno es una casualidad.
LAS CRISIS MUNDIALES
Volviendo al tema de la deuda externa, no tienen desperdicio las consideraciones de Anthony Sampson, autor de «Las siete hermanas», quien en su obra « Los bancos y la crisis mundial» dice: «...hasta el decenio de 1880, Buenos Aires conocía un crecimiento mas febril que nunca. Oleadas de inmigrantes y de capitales eran atraídos desde Europa por aquella puerta a una América nueva. Los Baring encabezaron una serie de empréstitos que no tuvieron suficientemente en cuenta las condiciones internas de la Argentina. El nuevo presidente Juárez Celman llenó su gobierno de políticos inescrupulosos que saquearon el país y hundieron la moneda. Pronto la corrupción flagrante minó la confianza de los inversionistas. En agosto de 1890, lord Lidderdale - titular del Banco de Inglaterra - advirtió a Casa Baring Brother´s que se estaban aceptando demasiadas letras de su agencia en Argentina. En noviembre de ese año los rumores sobre sus dificultades habían trascendido peligrosamente. Comenzaron las consultas y ellas confirmaron la terrible noticia de que los Baring no habían logrado colocar sus títulos y efectos argentinos y que tal vez se verían obligados a suspender sus pagos en la semana siguiente. Había que dar señales de calma y por ello lord Lidderdale concurrió con su hijo al zoológico en actitud despreocupada.. Pero ya el ministro de hacienda británico había llamado al titular del Banco de Inglaterra a una reunión urgente. Convinieron en la misma en que ya no podían sostener a los Baring con un pasivo de 21 millones de libras esterlinas, cifra que confirmaba que los problemas no surgían sólo de Argentina, sino también de El Cabo, Australia, la India y Canadá. El ministro se vio con la Banca Rothschild a quien le encomendó la misión de convencer al Banco de París para que le prestara a Inglaterra 3.500.000 de dólares en oro. Comenzó también a presidir en Londres una singular comisión: La Argentina Comission. Al fin, con el apoyo de varias casas - entre ellas la norteamericana J. P. Morgan - reunieron los 17 millones de libras esterlinas salvadores. En Londres los pequeños inversores pasaron apuros y se vieron obligados a vender títulos sólidos, incluyendo los de los ferrocarriles americanos. En Buenos Aires, el Banco Nacional no pudo hacer frente a sus obligaciones y el crédito se hundió. El comercio de Sudamérica quedo reducido a la mínima expresión y la city tardó años en recuperar la confianza. En Alemania el pánico y la carrera hacia el oro agravaron la creciente depresión. En EE.UU. se tuvo que devolver oro a Londres para pagar los títulos ingleses, mientras que la restricción del mercado monetario causaba desastres comerciales y financieros. En 1893 un nuevo pánico acarreó una súbita demanda de oro que causó una nueva cadena de quiebras». Finalmente Sampson anota esta reflexión: «La crisis de la Baring había revelado ya en aquellas épocas, con que rapidez el colapso de un país afecta ahora a todos los demás, y como el desarrollo de todo un continente podía quedar estancado por culpa de errores de un solo banco». Cualquier parecido con la globalización que vive el mundo hoy y con los efectos tequila, caipiriña, tango y similares es una absoluta casualidad. El caso es que esta dura experiencia jamás la olvidaron los poderes permanentes económicos mundiales, hoy insertados en el Fondo Monetario Internacional (FMI). De ello puede dar cuenta más de un reciente gobernante. Lo grave es que esos poderes consiguieron insertar en los países donde invertían, personeros autóctonos, que les dieron más de una mano en sus enjuagues.
EL EMPRESTITO PATRIOTICO
Fue Carlos Pellegrini quien de alguna manera puso paños fríos a la situación: Levantó un empréstito patriótico. Hizo una emisión de 50 millones, llevando el circulante a 300 millones y creo el Banco Nación, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué tanto interés en privatizar el Nación en la historia reciente? El caso es que el país no volvió a emitir un solo peso. El déficit que en 1891 había llegado a 54 millones cayó en 1892 a 17 millones. En julio de 1893 se firmo el «Acuerdo Romero» en el que se incluyeron todas las deudas con el exterior, donde entraron 14 empréstitos por algo mas de 44 millones de libras esterlinas. Hubo además una rebaja en los intereses. Ahora bien, aunque la psicología gastadora no pudo eliminarse - años después se recurrió a empréstitos para combatir la langosta y para construir edificios escolares y militares - la deuda externa tardaría muchos años en volver a presionar el cuello de nuestro país.
EL PAIS SIN DEUDA EXTERNA
Y así llegaron los tiempos de guerra. Antonio Brailovski en su trabajo «Historia de la deuda externa» publicada por el Instituto para el Desarrollo Económico, relata lo siguiente: «... eran tiempos muy difíciles. Los ingleses compraban pero no podían pagar. Argentina les vendió durante todo el conflicto, mientras ellos bloqueaban las libras esterlinas con que deberían pagar el trigo y la carne que compraban. A pesar de eso, la Argentina sigue pagando su deuda externa y aun en 1942 paga para repatriar una parte de ella, proponiendo que se emplee parte de lo que los ingleses nos deben en achicar la deuda. La medida se aplica primero en cuenta gotas y luego con mayor amplitud. Al mismo tiempo la Argentina ingresa en un período político y económico sobre el que aún prevalecen notorias discusiones». Lo cierto es que a la llegada del peronismo en 1945, aún existía una apreciable deuda externa que fue rescatada totalmente en varias cuotas y a pesar del Plan Marshall que - en aras de ayudar a la desbastada Europa de postguerra y declaración de la inconvertibilidad de la libra por medio - no le pago a los países que habían abastecido a las tropas aliadas o a lo sumo les pagó con especies como ferrocarriles y servicios telefónicos (1).
Un dato imperdible sobre la deuda externa que Argentina supo conseguir: el diario Clarín del ultra antiperonista Roberto Noble sorprendió a sus lectores el 17 de julio de 1946 con este título a cuatro columnas en su página 15: «Argentina salda su deuda externa» (ver foto adjunta a este ensayo). La nota ofrecía detalles de las órdenes y lugares de pago en todo el mundo. Así ocurrió que entre agosto de 1946 y diciembre de 1949, Argentina – que ya no le debía un peso a nadie - perduró en ese estado por cuatro meses entre enero y abril de 1950. En mayo de ese mismo año se firma un nuevo empréstito de 115 millones de dólares con el Eximbank y vamos a ver por y para que.
LA “EFICIENCIA” PRIVADA
Ocurrió que el Estado Argentino no tenía deuda externa, pero el que sí la tenía era el sector privado. Se denunciaban 300 millones de pesos moneda nacional en deudas comerciales. Esta situación ya era negociada por un equipo en 1949, el que resolvió que de las ventas argentinas a EE.UU. se destinaría el 20 % para ir cancelando esas deudas. Era un esfuerzo titánico que mereció este comentario del entonces embajador norteamericano: «... ustedes están haciendo un esfuerzo fenomenal, ya que están cercenando su poder de compra pero sin afectar su sistema social». Esto hecha por tierra cualquier argumento que sostenga que el doctor Domingo Felipe Cavallo, no fue el primero que hizo que el pueblo argentino se encargara de las deudas de la «eficiencia privada» autóctona. Claro que el gobierno de Perón lo hizo sin afectar el sistema social. Cavallo lo destruyó, permitió el latrocinio económico y para mayores males lo hizo por tres veces en sus distintas gestiones, tanto como integrante de los gobiernos militares de facto de turno, como en gobiernos democráticos. El caso es que ese 20 % que se dejaba en los bancos norteamericanos agrupados por el Eximbank eran - justamente - los dólares que se necesitaban para ir a comprar lo que se requería en otros puertos. El Eximbank aceptó dar el empréstito ya que le convenía. El gobierno argentino aprovechó y logro un plazo de 15 años con lo que no se afectaba la capacidad de pago de un país que en aquellos tiempos sólo con recurrir a sus magníficas cosechas granarias le alcanzaba para abonar su deuda, hecho que se produjo puntualmente hasta setiembre de 1955. La deuda se terminaba de abonar en 1957Cabe señalar que como la deuda era con bancos privados, ellos mismo hicieron una comisión que fue la que finalmente suscribió el crédito.
Lo que debe reiterarse es que este crédito se contrajo para hacer frente a la “eficiencia” del empresariado privado argentino que - caso único en el mundo - jamás enfrentó los riesgos comerciales de su actividad y que cuando le fue mal, su fracaso se lo hizo pagar al criticado Estado - del que mas de una vez vivió -, lo que equivale a decir - sin temor a equívocos - que las pérdidas de los privados las paga el pueblo en su conjunto SIEMPRE. En la historia reciente, hemos visto lo insaciable que fue y es el sector empresarial privado argentino a la hora de solicitar subsidios, a la hora de “prenderse” en las privatizaciones o desguaces de empresas del estado a las que ellos - justamente ellos - le adjudicaban ineficiencia. Podemos decir que primero se quedaron con las “joyas de la abuela” y luego vendieron las “herramientas del abuelo”, de la mano de políticos corruptos que - en algunos casos - vestían trágicamente y como caballo de Troya, el color político del partido que saldó la deuda externa entre 1946 y 1949.
Después del golpe militar de 1955, el país comenzó a endeudarse nuevamente. Se renegoció el empréstito con el Eximbank en términos increíblemente desventajosos para la Argentina de la mano del Plan Prebich, pariente del que hoy asesora en el PRO de Macri, que además suma como diputado a un descendiente de Pinedo, aquel que estuvo involucrado en el asesinato de Enzo Bordabehere, en el caso del Tratado Roca Runsiman que tanto combatió Lisandro de La Torres. Frutilla del Postre: A partir de 1969 otro presidente de facto - el general Juan Carlos Onganía - le asesta un golpe mortal a nuestra moneda al quitarle dos ceros, y otro golpe mortal a la educación con la «Noche de los bastones largos», tras la cual 1.400 científicos e investigadores - entre ellos dos premios Nobel - deben emigrar del país, dejando a la Argentina en el mayor desamparo intelectual de nuestra historia. (2). El día que se investigue el desastre de Juan Carlos Ongania y su ministro de economía Adalberto Krieger Vasena, seguramente - y como mínimo -, deberán descolgar algún cuadro y confiscar alguna fortuna. De aquellos científicos, el actual gobiernote Cristina Kirschner ha repatriado algo más de 700.
LOS ROBOS DE FACTO
Rebobinando un poco, la deuda externa se inicio en 1822 Rivadavia con el empréstito Baring, se pago en 1949 en su totalidad. Luego el país se volvió a endeudar para afrontar la deuda interna que era privada. Hasta 1975 cada argentino debía 157 dólares. Al retirarse el Proceso de Reorganización Nacional en 1983, esa suma se había elevado a 1.088 dólares. Increíble pero real, y no haga la cuenta en la actualidad.
Esto se debió a 5 causas: 1) La bicicleta financiera. El Estado mantuvo el dólar barato endeudando a sus empresas públicas para tratar de detener la inflación. 2) La tablita Creada por M de Hoz que digitaba el cambio por 180 días, permitió a los empresarios especuladores pedir prestamos en el exterior a bajo interés y lo colocarlos aquí a tasas altísimas. Lograban esto liquidando sus empresas. Los particulares también intervenían vendiendo sus propiedades para especular fugando sus capitales al exterior y luego trayéndolo como deuda externa privada. Luego repetían el circuito. Así aparecieron empresarios ricos de empresas fundidas. Eran los días de la patria financiera. 3) La deuda privada. En ese marco los empresarios y especuladores que se habían endeudado en el exterior salvaron la ropa en 1981. Esas deudas se estatizan a través del sistema de seguros de cambio que garantizaba un dólar a precio menor que el mercado. La deuda privada se transformo en pública a través de la emisión de bonos del gobierno nacional en dólares para su entrega en pago o en garantía de los seguros de cambio vencidos en 1982 y 1983. 4) Importaciones de armas: El proceso se metió en tres conflictos armados. Contra Chile (79), contra Inglaterra (82) y contra el pueblo argentino en todo el periodo. Se importaron armas que figuraron en la Balanza de Pagos, como importaciones no especificadas por casi 8 mil millones de dólares. 5) Los intereses devengados. La deuda generó intereses que fueron pagados con más empréstitos. Hubo varios acuerdos con el FMI, uno de los cuales fue estatizar la deuda privada.
LOS DELITOS EN DEMOCRACIA.
La democracia en manos de Alfonsín, prometió investigar la deuda y no lo hizo. Por el contrario la acepto tal cual estaba, integrándose así a los países latinoamericanos inmersos en la llamada «década perdida», periodo donde EE.UU. financió su déficit fiscal con endeudamiento y provocó el alza de las tasas de interés mundial, destruyendo a los países deudores, que ahora no podían pedir y debían pagar la deuda. Creció la deuda porque aun seguían operando los seguros de cambio del proceso y continuaba la emisión para bancar los intereses de la deuda. Alfonsín debe entregar el poder antes ante la situación inflacionaria insostenible, producto de su impericia y de una suerte de golpe económico organizado desde la oposición. Cuando llega Carlos Saúl Menem que ofrece en pago de deuda el esfuerzo de más de 50 años de trabajo argentino: las empresas del estado. Operativos de prensa sostenían que el estado era ineficiente, pero sorprendentemente las empresas fueron compradas por estados como el español, el brasileño y el francés, entre otros. Esta entrega y el favorable contexto económico del mundo que bajo las tasas, permitió creer que la convertibilidad era buena. Ahora vemos que fue todo lo contrario. Cayeron: Ferrocarriles Argentinos y todas sus tierras, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Yacimientos Carboníferos Fiscales, Obras Sanitarias de la Nación, Gas del Estado, Aerolíneas Argentinas y todas sus propiedades en el exterior, la fabrica de aviones de Córdoba junto con el Plan Cóndor y las patentes de aviones nacionales como el “Pampa” que volvió locos a los ingleses en Malvinas y que ahora las tiene la Loocked de EE.UU. La lista es larga y asquerosa. El actual gobierno ha comenzado a recuperar algunas de estas joyas sobre todo en la Industria aérea.
NO SE VAYA QUE VIENE LO MEJOR
Fue entonces que se produjo la peor privatización: La del sistema jubilatorio que pasó a manos de las AFJP privadas y que hizo que el estado dejara de percibir recursos que luego le pidió prestados a las AFJP en términos usurarios. También y a través del ANSES el actual gobierno le puso torniquete a este desangre económico heredado. Luego vinieron las crisis mundial (Sudeste asiático, Rusia y Brasil), con devaluación monetaria. Argentina totalmente endeudada entra en recesión, cae la economía, aumenta el déficit fiscal que se financiaba con más endeudamiento, y recorte de gastos junto a aumento de impuestos que aumentaban la recesión. Vino el megacanje que cambio deuda al 7 % por deuda nueva al 16 %, lo que terminó de acercar a nuestro país a la cesación de pagos, todo avalado por el FMI. Ocurren grandes fugas de capitales que producen el corralito y el fin de la convertibilidad. Hoy cada argentino debe más de 4 mil dólares, y la deuda externa rondaría los 170 mil millones de la misma moneda. Responsables: Los gobiernos argentinos que adoptaron irresponsablemente políticas contrarias al interés nacional. El FMI que apoyo estas políticas actuando como juez y arte (Recordar las AFJP). Los gobiernos de los países ricos que perjudicaron a los países pobres con sus proteccionismos, y los bancos que eran conscientes de la ilegalidad de las operaciones. Esto quedó demostrado en el juicio iniciado por Alejandro Olmos, quien demostró y logró que la justicia sentenciara la ilegalidad de la deuda que hoy es impagable, e injusto que deba hacerse cargo quien no la contrajo. Esa sentencia fue cajoneada hasta que quedó perimida.
¿Y HOY QUE?
En suma: En 1975 se debían más de 8 mil millones de dólares con un detalle: Se sabía en que se había gastado y cómo se podía pagar. En 1983 - Proceso de Reorganización Nacional mediante - la deuda se ubicaba en más de 45 mil millones de dólares y ya no existía forma de saber en que se había gastado y mucho menos como se podía pagar. Menem dejo al país con más de 150 mil millones de dólares de deuda.
Hoy se supone que la estructura de la deuda externa argentina supera los 100 mil millones de dólares, mas allá que el gobierno de Néstor Kirschner pago la deuda al FMI, que a pesar de lo anunciado sigue tomando ingerencia en nuestros asuntos económicos. Esta política de pago la continúa Cristina Fernández de Kirschner enfrentando la oposición de quienes malversaron el país en forma trágica y en varias oportunidades o son descendientes de los peores vende patria que supimos conseguir. En esta historia de traiciones a la Patria se puede afirmar que uno de los episodios mas graves fue la mentira que sostuvo que con las privatizaciones de empresas estatales se saldaría la deuda externa. No se pago, se pidió más y ya no tenemos empresas del estado.
El 24 de abril del 2000, fallecío Alejandro Olmos - luchador por el esclarecimiento de la legitimidad del endeudamiento externo argentino y del castigo a sus responsables - y del histórico fallo del juez Jorge Ballestero - que ratificó el carácter ilegítimo de la deuda - hoy como en 1822, esta deuda no enriquece al país y – embozado - el FMI sigue monitoreando nuestra economía a pesar que se le abonó todo lo que se le debía. Increíblemente se llega al colmo de homenajear a los creadores de la deuda externa imprimiendo billetes con su rostro. Toda una definición para saber hacia adonde vamos y de la mano de quien lo hacemos. Un pecado capital que las generaciones futuras nos enrostrarán sin piedad y con justificadas razones.


NOTAS DEL AUTOR:
(1) Para tener una somera idea de la deuda existente entre los aliados triunfadores de la 2° Guerra, y las hoy denominadas republiquetas bananeras, y/o sudacas, y/o países deudores, debemos recordar que la Argentina le vendió a los aliados carnes y cereales. Brasil les vendió café, azúcar y el estratégico caucho. Uruguay aporto miles de toneladas de alimentos fundamentalmente la papa. Chile les vendió cobre. Bolivia estaño y Venezuela el más que imprescindible petróleo. Con el «no pago» de esta deuda se soportó el Plan Marshall que levantó a los países europeos incluidos los derrotados en la contienda - el famoso eje Alemania, Japón e Italia - y que hoy nos sientan en el banquillo de los acusados reclamándonos pagos espurios y dándonos recetas de como salir adelante económicamente. Es increíble que los que perdieron la guerra también compartan el tribunal que nos juzga y controla. Hoy nuestro país salió de la última crisis mas rápido e indemne que los similares llamados del “primer mundo”, recibió el reconocimiento de EE.UU. - recordar declaraciones de Barack Obama y Hillary Clinton - pero sin embargo la actual oposición política y el grupo oligopólico periodístico Clarín, insiste poniendo palos en nuestras ruedas a través de los fondos buitres, con quienes también negocia la oposición política vernácula aun en la propia Inglaterra. Un asco.

(2) El trayecto histórico de nuestro papel moneda puede resumirse así:
Año 1900 Peso moneda nacional:
Del 5/11/1881 al 31/12/1969. Modificado por ley 3.871 del 4/11/1899) Fue convertible en oro hasta 1914 y de 1927 a 1929.
Año 1970 Peso ley 18.188:
Del 1/1/70 al 31/5/83 (Equivalencia: 1 = 100 $ m/n)
Año 1983 Peso argentino:
Del 1/6/83 al 14/6/85 (equivalencia: 1 = 1.000.000 $ m/n)
Año 1985 Austral:
Del 15/6/85 al 31/12/91 (Equivalencia: 1 = 1.000.000.000 $m/n) Un austral llego a tener mayor valor que el dólar (1 A = 0,85 centavos de dólar) El cambio fue repentino y se debió resellar los billetes viejos.
Año 1991 Peso convertible:
Del 1/1/92 al año 2002. Decreto 2128/91, art. 12 de la ley de convertibilidad 23.928 del 27/3/91 (Equivalencia: 1 = 10.000.000.000.000 $ m/n) Un peso convertible equivalía a un dólar, el famoso 1 a 1. Luego de la salida de la convertibilidad el peso quedo en eso solamente. También aparecieron monedas como el Austral, el Patacón, el Lecop y otras, todas originadas en el estado nacional y en estados provinciales y calificadas por los expertos de «papeles pintados».

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