lunes, 22 de diciembre de 2008

ACTO DE LANZAMIENTO












El Acto Tuvo lugar en la Manzana de las Luces , el panel estaba compuesto por Oscar Castelucci, de la Fundación Martín Castellucci, Raquel Wittis, mamá de Mariano Wittis, Alicia Romero de Madres contra el Paco y Mario Toer de Carta Abierta, quienes plantearon la necesidad de tomar con más responsabilidad el problema de la inseguridad para no repetir malas experiencias y uno de los caminos a seguir es comprometerse a llevar adelante políticas públicas tendientes a contener y garantizar los derechos de los jóvenes excluidos de nuestro país.
También se hicieron Presentes Emilio Pérsico del Movimiento Evita, Ricardo Pacha Velasco de la CNP 25, Pablo Maciangelo de la CTA, Marta Arriola de la Corriente Justicia Social, y distintas organizaciones políticas CAUSA POPULAR FTV, JP Evita, Movimiento de Mujeres Evita, Agrup. Peronista 26 de Julio, Frente Transversal, PCCE, Corriente Justicia Social, Partido Intransigente, Madres y Padres por Justicia, Hijos en Lucha, Madres contra el Paco, entre otras.Para Cerrar hicieron llegar su adhesión a la Campaña: Teresa Parodi, Patricia Sosa, Kapanga, Los Súper Ratones, La Mancha de Rolando, Rally Barrionuevo, Juan Palomino, Antonio Tarrago Ross quienes participaran de distintos eventos de la campaña.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Campaña por la inclusión juvenil y la justicia social.



Frente a la campaña instalada en algunos medios de comunicación en la cual se genera sensación de inseguridad en la que los únicos responsables son nuestros pibes, particularmente los pibes pobres, proponiendo la baja en la edad de imputabilidad como alternativa excluyente generando la falsa discusión que no colabora en solucionar los problemas de violencia que vivimos, declaramos:

· NO A LA BAJA EN LA EDAD DE IMPUTABILIDAD
· SI A UN SISTEMA NACIONAL DE RESPONSABILIDAD PENAL JUVENIL
· SÍ A LAS POLÍTICAS DE PROMOCIÓN DE DERECHOS

Decimos no a la baja en la edad de imputabilidad porque estamos convencidos que a la historia de vulneración de derechos a la que son sometidos los niños/as pobres con su escasa escuela, su poca o desmembrada familia, se le agregaría la cárcel, que lejos de reeducar o solucionar los problemas primarios los empeora, condenando a ese niño/a que ha delinquido a causa de una deuda previa del estado a un destino seguramente incierto en el cual se convertirá en un paria social. O, en el peor de los escenarios a ser presa de mecanismos de impunidad que limpien la calle de “posibles delincuentes” estereotipados por la maquinaria nefasta de la derecha.
La Argentina ratificó la Convención sobre los Derechos de la Niñez en el artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional otorgándole jerarquía constitucional a partir de la reforma de 1994. Mediante esta reforma el Estado Nacional se obliga a realizar las adecuaciones internas en las que se destaca un Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil diferenciado del régimen penal de Adultos con la privación de la libertad como último recurso y solo para delitos graves.
En la actualidad tenemos una deuda pendiente como sociedad ya que la ley actual es de la época de la dictadura, por ello creemos necesario pensar en una LEY NACIONAL que de origen a un nuevo sistema de Responsabilidad Penal Juvenil en el marco del Estado de Derecho, con los recursos suficientes para implementar medidas alternativas a la privación de la libertad para los menores en conflicto con la Ley y en caso de ser necesaria como último recurso, esta privación debe contemplar el interés superior del niño como sujeto de derecho.

Una vez más debemos enfrentarnos y decidir entre dos modelos de país, el de la exclusión y el castigo que propone una minoría o el país del modelo productivo y soberano en el cual los recursos sean distribuidos de manera tal que garanticen el derecho social a la educación que consagra la nueva Ley Nacional, el derecho social a la salud, a la justicia, el trabajo digno para todos los argentinos, el modelo de país que garantice que ningún pibe deje de serlo.

El modelo de país que queremos necesita del compromiso de todos y todas, por eso los convocamos a participar de esta campaña conscientes que para transformar la realidad debemos ser artífices de nuestro propio destino.
Para volver a construir juntos un país en donde los únicos privilegiados sean los niños.

EL PAÍS QUE QUEREMOS LA FUERZA QUE NECESITAMOS




domingo, 7 de diciembre de 2008

Crisis de sustancia, Estado y Gobierno

Por LEON GUINSBURG º
(Gentileza de Causa Popular y Nacional)
Ante el crítico marco delictual argentino –Capital, conurbano, Córdoba, Tucumán y Mendoza en especial--, las falsas controversias se perpetúan en el contexto discursivo de los que pujan por la “mano dura” y los llamados “garantistas”. A su vez, según los posicionamientos, la división se extiende a “autoritarios” y “progresistas” y/o “derechistas” e “izquierdistas”. El bizantinismo abarca magistrados, fiscales, gobernantes, policías, legisladores, educadores y ciudadanos rasos, oficialistas y opositares, bajo el mismo cargo de boyar a la deriva de posibles soluciones pragmáticas o científicas, con más ánimo de esquivar el desafío, quizás con la falaz esperanza de que se trate de un ciclo pasajero que se solucionará con el paso del tiempo. Pocos son los que se animan a decir que la “colombianización” progresiva parte de una crisis de sustancia sufrida por todos los sectores a partir de modificaciones sustantivas de escalas de valor, promovidas desde los centros nacionales e internacionales de poder. Y que es consecuencia directa de un estado desertor administrado y desadministrado por gobiernos y oposiciones irresponsables, desidiosos, medrosos y poco imaginativos respecto al tema, además de contaminados de nichos delincuenciales que anidan en instituciones públicas, mantenidas por la propia sociedad victimada. Por alguna razón el ministro de la corte Zaffaroni declaró que no puede haber tráfico de drogas sin complicidad de un despacho oficial. Marginalidad y marginación Nadie finge ignorar la relación entre desigualdad social y delincuencia, aunque todos acuerdan con proponer fórmulas parcializadas, que no significan, en su conjunto, la solución integral para acabar con una crecida marginal cada vez más torrentosa, donde las aguas color mugre se tiñen con mayor frecuencia del color de la sangre, donde la vida humana se ha devaluado hasta lograr un precio de remate. La secuencia histórica que llevo a la exclusión social con pérdida de motivación vital se complementa con la otra secuencia, la de la postergación de soluciones drásticas, que convierten a la desidia política en actitud criminal. Los gobiernos hacen que el Estado incurra en los tipificados “abandono de persona” y “negligencia criminal”, elaborando planes inejecutables o minuciosos proyectos de lucimiento académico y poca efectividad práctica. Se produce una suerte de malversación de fondos sociales al no invertirlos en urgencias, o por no establecer prioridades congruentes para su distribución y uso. Se habla vagamente de la educación como si fuera la panacea, cuando la eficacia de la misma depende de estrategias selectivas para cada ámbito social. Sin planeamiento estratégico, coincidamos, la “educación” –o sus carencias-, se convierte en pretexto declamatorio o en señal de impotencia. Eso, sin contar con la degradación cualitativa de los ámbitos de capacitación docente. La dispersión y el ocaso Conviven -o confrontan-, en la Argentina varias centenas de ONGs dedicadas a los diferentes item marginales (drogadicción, mendicidad, delincuencia infantil o juvenil, delincuentes liberados, etc) que siguen el marco teórico marcado por cada fundador de cada una de ellas según su propia visión, sin la coordinación gubernamental a través de una estrategia de estado. Desde ámbitos idóneos del gobierno no hacen mucho para que acciones bienintencionadas no se neutralicen entre sí y no se dilapiden dineros (subsidios) que, por lo general, se distribuyen por “simpatía” o por el empuje de los gestores más que por necesidad racionalmente fundada conteste a estructuraciones oportunamente consideradas ejecutables. El permanente trasvasamiento de la marginación provocada por el sistema global nacido en los 70 y consagrado en los 90, a la marginalidad militante que corta el cordón umblical con los códigos de la comunidad organizada , a la que declara su enemiga, hace que la vida pierda su valor sagrado y todo objeto constituya botín de supervivencia. La muerte llega desde los niveles mas bajos, pero también de los de gran poder adquisitivo: traficantes de droga, tratantes de personas y especuladores financieros, entre otros. Sólo el Estado, a través de las regulaciones, llega a controlar la situación, y si bien puede ser desertor, anodino, discapacitado, sólo es porque los gobiernos que lo administran resultan ser perversos, estúpidos, poltrones, desidiosos, cleptómanos, irresponsables o criminales. Regular es crear seguridad legítima La famosa desregulación de Domingo Cavallo durante sus varias gestiónes fue la herramienta utilizada para que el Estado no controle a los cómplices de Cavallo que, manos libres, cometieron cantidad de tropelías. “Racionalizar el gasto público”, por otro lado, es el eufemismo utilizado por los grupos dominantes para inducir a que el Estado no esté lo suficientemente dotado de presupuesto y agentes que hagan contralor asegurando la aplicación de normas para la protección del pueblo frente al abuso de los que manejan los resortes del poder económico. Fue la bomba de tiempo que exacerbó la conformación de vastos núcleos delictivos, por esa realidad que marca que los resortes del colchón saltan de abajo hacia arriba. ¿O debemos confirmar la adaptación de que las contraculturas unidas jamás serán vencidas? El pueblo argentino pasa a ser, entre dos marginalidades, una rica y otra pobre, algo así como la mortadela de un trágico sánduche. Trágico porque un estado desarmado, Valente, incapaz, carece de fuerza para defenderlo. Y porque a una sociedad largamente compelida, le cuesta mucho desacralizar el individualismo predicada durante décadas. La insegura seguridad Contra el aumento de la criminalidad debe duplicarse el número de juzgados penales y correccionales con estructuras edilicias adecuadas, modificar los códigos procesales para deseternizar las causas, dotar a la policia de mayor personal psicofísicamente apto con instrucción adecuada y dignamente pago, cambiar el concepto de cárceles urbanas de alojamiento ocioso y hacinamiento por establecimientos de trabajo y educación rehabilitantes en areas rurales e industriales, previendo otro tipo de tratamiento y alojamiento para internos de categorías psicóticas y peligrosas. No fue afortunado proponer un piso de 14 años para considerar el “sujeto penal”. Si seguimos esa línea dentro de pocos años la edad podria ser de 7 u 8. Sólo la decidida actitud de los gobiernos hará que regenere el paisaje argentino a partir de la ética de la solidaridad, y a la vez, de la conducción efectiva, concreta y respetada de las políticas de Estado, las sociales y las otras. Porque obrar con energía cuando se necesita no es ser fascista, ni ser permisivo, ultralegalista, psicologista o pasivo convierte a alguien en progresista. Las falsas dicotomías abren brechas que impiden unidad de acción y pensamiento para concretar la construcción de una sociedad justa y cuidadosa de los derechos personales y sociales, y frustran la elaboración de la estrategia acertada, El Sector Social puede y debe –indiscutiblemente-, participar de y protagonizar la recuperación de la seguridad pública mediante el rescate de los sectores marginados y la recuperación por terapia de contención de los grupos marginales. Pero el Estado, ente rector que protagonizamos, es quien debe coordinar las fuerzas cívicas para que los esfuerzos del Sector Social no se diluyan inocuamente. La fase jurisprudencial del contexto debe enriquecerse, entendiendo que los estereotipos de ·”blandos” y “duros” distorsionan el sentido común que debe imperar en todo criterio judicial, especialmente en el que sienta doctrina. La no tolerancia de la introducción de cárteles extranjeros es parte del criterio sustancial de la protección de los derechos humanos de nuestros jóvenes y niños, como lo es evitar la convivencia de menores con padres delincuente, pero no destinar la calle a esos mores. Si la lucha contra el delito exige violencia, que sea ésta monopolio del Estado y esté correctamente dirigida, así se disipan los temores de gatillo fácil de la ministra Carmen Argibay y no se siguen guardando a niños en tenebrosos establecimientos donde los violan, le enseñan nuevas técnicas para delinquir, mercantilizan la droga, etc. aunque paradójicamente los regentee el Estado. Esos ninos no deben quedar guardados para “preservarlos del gatillo fácil “ sino ser soltados para que no los sigan pudriendo, pero a la vez cobijarlos bajo una política de contención e inclusión. Porque no se debe olvidar que si bien la marginación es hija de un sistema económico, la marginalidad es hija de los hijos de buena madre que administran ese sistema económico.