domingo, 28 de febrero de 2010

LA CORTE DE LOS MILAGROS

Por Eduardo Bambill
El conflicto es la razón existencial y el motor de la política y el verdadero consenso no resulta de la supresión del conflicto, sino de su encausamiento y el equilibrio de las partes. Esto que parece una verdad de perogrullo se torna difícil de llevar a cabo porque entre otras cosas, la política también es una realidad simbólica, solo se expresa por medio de signos, los fenómenos políticos no son tales, sino a través de los símbolos y ritos que le dan sentido.
Bourdeau ha manifestado “La realidad política es un universo de representaciones, de creencias y de apariencias” sintetizando, es un universo de imágenes. No importa tanto el hecho político en si, sino lo o que se ve de él, o cómo se cree verlo y por supuesto cómo se lo siente. Esencialmente es la imagen de lo que trasciende y en este proceso de creación influyen la ambición, la vanidad, el temor, el deseo, la fe, las ideologías, las utopías y la presión de los diferentes actores.
Pero cuando esta realidad es exagerada y la influencia es puramente mezquina y cuenta con el aporte perverso e inestimable de los monopolios mediáticos el resultado es – como vimos en le Senado de la Nación- una suerte de puja descarnada donde la oposición pretende amontonar ( cuál alpargata, funcionales tanto a la derecha como a la izquierda) y solo logra generar esta imagen miserable de una nueva “Corte de los milagros” adónde nadie es quién dice ser.
Sin el talento de Ramón del Valle Inclán, mendigos de Poder, prostitutas políticas y algún ladronzuelo se convierten por obra del engaño en cortesanos con brillos y oropeles mentirosos para convencer de las bondades de amontonarse sin otro proyecto que obtener el poder por el poder mismo , por supuesto “por el bien supremo de la Patria”, dicho esto último con la voz grave y engolada, ( esto me recuerda algo: “Gobernar es hacer creer” Macquiavello dixit).
Cuándo el oficialismo, apretado por el número abandona el recinto, en el tropel de la salida se escucharon voces airadas, las mismas que curiosamente alguna vez aplaudieron a mi muy querido y entrañable Chacho Jaroslavski cuándo gritaba de voz en cuello “NO vamos a votar con el culo”!, explicando luego didácticamente que el quórum es una herramienta legislativa más impuesta por la costumbre ( Mores et iure). Pero claro… no hay una joven ciega ávida de glamur cortesano… Y los argumentos se caen por su propio peso.
Hace doscientos años, el 23 de octubre de 1810, Mariano Moreno publicaba en “La Gaceta”: “… Figurémonos que en el semblante de cada ciudadano leemos aquella importante lección que pasa por la boca de un gran filósofo, dirigen los pueblos a los que toman por primera vez el cargo de gobernarlos y constituirlos: os hemos hecho superiores a nosotros a fin de que descubráis el conjunto de nuestras relaciones y estéis fuera del tiro de nuestras pasiones; pero acordaos de que sois nuestros semejantes, y que el poder que os conferimos dimana de nosotros; que os damos en depósito y no en propiedad, ni a título de herencia, que vosotros seréis relevados y que ningún derecho adquiriréis sino el de la estimación y el reconocimiento…”
Qué cosa rara ¿no? Da la impresión que lo tiraron al agua la semana pasada.

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