domingo, 16 de mayo de 2010

VIVA LA PATRIA, SENADOR SANZ


Por Daniela Bambill

"Pero nosotros creemos que no hay método más potente en redistribuir
riqueza, que es generar riqueza y apostar a los sectores que la generan" Senador Sanz.

Las declaraciones de Sanz indignan, a sus metáforas subyace el pensamiento de los sectores más conservadores de la historia argentina, el dinero de la Asignación Universal se va por la “canaleta” del juego y la droga en el Conurbano.
Apostar a la igualdad de oportunidades de los sectores postergados no fue ni será nunca la prioridad de quienes hoy representan “la oposición”, pero esto no es una cuestión caprichosa, lo sabemos.
La riqueza no se da por generación espontanea, para que alguien se haga rico es necesario que muchos se hagan pobres.
Sabemos que la oligarquía agrícola-ganadera necesita pobres, lo que no se consume en el mercado interno es plausible de ser exportado, sabemos que la pobreza intelectual garantiza la supremacía de los iluminados que constituyen el ejército teórico que forma opinión y determina candidatos, los monopolios mediáticos, sabemos que la pobreza institucional garantiza la debilidad democrática necesaria para cambiar las reglas del juego según los intereses coyunturales.
La redistribución en todas sus formas atenta contra doscientos años de balanza inclinada para el mismo lado, la re distribución de la riqueza, de la palabra, del conocimiento, de la formación política, de la participación ciudadana, atenta contra el status quo y es eso precisamente lo que hace revolucionarias las medidas de gobierno llevadas adelante desde 2003 y molesta tanto Senador y a quienes él representa.
En nuestra historia como país tuvimos un solo lapsus en el cuál el status quo fue modificado, solo diez años en doscientos, luego del ’55 los sectores populares fueron sistemáticamente la variable de ajuste de todos, absolutamente todos los gobiernos que se sucedieron, el sufrimiento generado por el aumento de la pobreza fue simplemente un efecto colateral.
Indignan las palabras del Senador Sanz, indigna la mentira institucionalizada a través del mono discurso mediático, indigna la clase media que compra este discurso cómo salvoconducto de sus supuestos privilegios avasallados.
En el año del bicentenario, no hay señoras gordas con caros vestidos aprestándose para ver los desfiles fastuosos bajo sus sombrillas europeas, no hay señores de levita y bombín fumando su pipa mirando del puerto hacia afuera ansiando igualarse a la vieja Europa, mientras el noventa por ciento de la población se moría de hambre literalmente.
El bicentenario nos encuentra mirando hacia las entrañas de Latinoamérica, ignorada durante dos siglos por la antojadiza diferenciación elitista impuesta desde los manuales escolares, el bicentenario nos encuentra discutiendo dos modelos económicos contrapuestos que determinarán finalmente el modelo de Nación en el que vivirán los que nos sucederán, el bicentenario nos encuentra planificando políticas de estado a largo plazo, algo a lo que no estamos acostumbrados los argentinos que cómo reza el saber popular, “todo lo atamos con alambre”…
¿Será que debemos re aprender a mirar la historia y el futuro? ¿Será que ya no resulta atroz el encanto de ser Argentinos? ¿Será que La Patria ya no es un vocablo privativo de unos pocos? ¿Será que ahora podemos ver claramente adonde está lo que no queremos, lo que nos hace daño? ¿Será que nuestras voces se escuchan a pesar de las mordazas ¿Serán los miles de muertos que regaron esta tierra con la sangre de la justicia social durante doscientos años son los que nos están guiando?

Seguramente el Senador Sanz y ninguno de los hombres y mujeres que conforman el engendro opositor puede responder estas preguntas, seguramente ya no encuentran metáforas para disimular sus objetivos…
Nosotros si sabremos este 25 de mayo que ese ¡VIVA LA PATRIA! privatizado por los que ellos representan, tan ajeno, tan protocolar, con tanto olor a naftalina, por primera vez en 200 años será de los pibitos del Conurbano, de las cholas en el norte Jujeño, del canillita de Usuhahia, del verdulero de La Rioja, de la maestra de Saliqueló, del jubilado de La Pampa, de los wichis del chaco formoseño, del médico que recorre el Centro del País en Tren Sanitario, del compañero que alfabetiza en Retiro, de la mamá que espera a su hijo en la puerta de la escuela porque ahora sí va a la escuela, del obrero que recuperó su dignidad, porque ahora Argentina trabaja, ese VIVA LA PATRIA en el bicentenario es sinónimo de inclusión, que no es otra cosa que el único camino en la construcción de una Nación, justa libre y soberana…

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