Por Daniela Bambill
No hay peor ciego que el que no quiere ver, reza el refrán popular, intentar razonar e intercambiar opiniones cuando lo único que busca el circunstancial interlocutor es defender una idea ajena sin las estrategias argumentativas mínimas resulta tedioso y termina indefectiblemente en una agresión gratuita como lamentable corolario. La agresión es la salida inminente frente a la falta de argumentos sólidos.
Esto que sucede a menudo domésticamente y lo vemos a gran escala en letras de molde amplificado por las repetidoras que ha naturalizado la massmedia .
Esta semana no importó demasiado que dos Jefas de Estado de la postergada América del Sur se hayan plantado frente al mundo exponiendo las verdades que nos asisten haciendo un impecable diagnóstico y proyección a los próximos años de la situación global y el rol que está dispuesta a jugar nuestra Región, la visita oficial de la Presidenta intentó ser reducida por obra y gracia de la mágia mediática al lamentable papelón protagonizado y orquestado por un empleado macrista en Harvard.
Lo que no se tiene en cuenta, intuyo, es que la historia no se resume a los titulares de los diarios, no quedará en el registro histórico la participación lamentable de ese puñado de jóvenes licenciados en estulticia, sino el discurso magistral de la Presidenta ante la ONU, tan contundente que hoy encontró respuestas en las nuevas amenazas del FMI sobre cataclismos económicos que afectarán directamente a lo que ellos dieron en llamar “países emergentes”.
El problema, mal que le pese a los sicarios de la tinta, no es el intercambio en Harvard y sus repercusiones, sino el posicionamiento de la Región de cara al status quo que pretenden mantener los dueños del orden mundial. Lo preocupante de esta situación es en verdad la percepción de los ciudadanos y ciudadanas que tragan sin digerir lo que les imponen como verdades absolutas…
Sin embargo el hecho de que un periodista sin escrúpulos sea hoy el referente de la oposición en la Argentina nos indica que la batalla cultural no ha sido ganada. El poder de fuego y el daño que puede ocasionar el histórico poder concentrado en nuestro país sigue intacto, no reconocerlo seria de una soberbia rayana a la estupidez alarmante.
La democracia en nuestro país está atravesando una crisis de calidad, la oposición argentina no encuentra un rumbo claro más allá de las denuncias espasmódicas siguiendo la agenda del grupo Clarín, si hasta volver a decirlo resulta una verdad de perogrullo.
Cuándo un político basa su campaña en denuncias en los set televisivos y agresiones que no tienen límite en cuanto al nivel de violencia, no solo carece de propuestas sino que está subestimando peligrosamente al ciudadano al cual intenta seducir, lo lamentable es que ese ciudadano o ciudadana siga siendo permeable a esa subestimación.
Enlodar la actividad política que supieron honrar hombres como Alfonsín, Alfredo Bravo, Chacho Jaroslavky por ejemplo, genera indignación como militante... Y nótese que no he nombrado "compañeros" porque la idea es hablar de POLÍTICA sin distinciones partidarias. Qué los dirigentes opositores corran detrás del diario como perritos adiestrados causa pena. El límite debería estar en el sentido común que, como ya sabemos, es el menos común de los sentidos... Un ciudadano cualquiera debería pensar al menos dos minutos en cuál es la propuesta más allá de la denuncia y exigir a los dirigentes esto como condición sine qua non para escucharlos.... Pero lamentablemente el aniquilamiento de una generación y los años de despolitización han hecho estragos. Entonces, cualquier hijo de vecino en un canal de TV denunciando las medias rotas de la Presidenta es plausible de ser "referente político candidateable”.
Esta semana se han evaluado desde el partido elegido por la corporación mediática como oposición viable de quedarse con el poder nombres de ex jugadores de fútbol y cómicos de varieté como posibles candidatos a encabezar las listas de legisladores en la Provincia de Buenos Aires, la posibilidad sonaría irrisoria si no revistiese de la gravedad que implica entender que una gran masa de la población votaría a esos candidatos cansados de la “política” y la “suciedad corrupta” que subyace a la militancia, según la gota que orada la piedra minuto a minuto desde el discurso mediático.
La Presidenta ha manifestado su preocupación sobre la posibilidad de que los ciudadanos castigados por las crisis y bombardeados por los discursos “anti-política” en todo el mundo, comiencen a descreer de las democracias. Esa preocupación pasó casi desapercibida como una parte más de su alocución, pero tal vez allí, en esa manifestación radique el verdadero objetivo de la ofensiva constante del poder mundial contra los pueblos de a pie de las naciones, sin distinción del color partidario de sus gobernantes ni de la latitud que les corresponda en el globo terráqueo.
El cambio de paradigma es inminente, la lucha histórica de los pueblos por vencer la injusticia social cambia de escenario, es imperioso comprenderlo para afrontar el desafío que se avecina.
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