domingo, 23 de septiembre de 2012

VOTAR A LOS 16

Por Daniela Bambill
Parece que el Gobierno Nacional se ha empecinado en seguir ampliando derechos, situación que genera la lógica reacción de los viejos privilegiados y los que aspiran a serlo,  esos que sienten que cada derecho que se conquista implica un paso más lejos en la loca carrera  por acceder a lo que consideran exclusivo para elegidos…. Pavadas que  se le ocurren a los cortos de entendimiento, cosas que suceden en todas las sociedades.

Por estos días se discute en el Congreso de la Nación la posibilidad que accedan al derecho al sufragio los jóvenes comprendidos entre los 16 y los 18 años de edad y esto ha despertado una ola de indignación en la franja social antes descrita, adepta al tachin tachin de las cacerolas, que hoy la mayoría de argentinos utiliza para menesteres culinarios.

Están enojadísimos por la posibilidad que los pibes voten, eso sí no trepidan un instante en levantar la bandera de la baja en la edad de imputabilidad y proponer cárcel común y si es posible reclusión  perpetua con accesorias legales y costas por portación de edad y si son negritos doble condena!

Les molesta a los poderosos que los pibes piensen, les molesta a las señoras tilingas de apellido compuesto que pregonan desde mis tiempos de walkman y pantalones nevados, que la juventud está perdida…

La Juventud les da miedo, envidia, nostalgia? Vaya a saber uno que les pasa por la cabeza a los que se empeñan en marginar a los pibes.

Tal vez sea porque los jóvenes han protagonizado a lo largo de la historia de la humanidad los cambios revolucionarios  que modificaron estados sociales que se habían logrado naturalizar a fuerza de sumisión y resignación.

Los jóvenes no se resignan al status quo, naturalmente se rebelan frente a las injusticias, será tal vez ese el motivo que hayan sido los destinatarios directos del negocio perverso de las drogas en todo el mundo…. Buscan dormirlos, anestesiarlos, les hacen creer que no hay futuro más allá de lo impuesto….

En nuestro País han sido  históricamente los depositarios del odio irracional del poder concentrado,  se los anestesiaba desde la escuela y la historia mitrista, si se los podía desaparecer, se los desaparecía, si se los podía encerrar se los encerraba, si se los podía marginar y empujar al delito se los empujaba, si se los podía drogar se los drogaba… Hoy se les abre la puerta a la política, la más noble de las actividades, se los convoca a construir en colectivo, a decidir el futuro, a ser sujetos históricos, protagonistas indiscutibles de su tiempo…

No hay tiempo para el retroceso algo muy grande se ha puesto en marcha… Cuándo los pueblos deciden ser protagonistas e incluir a todos y todas, cuando un Gobierno garantiza derechos no hay privilegiados, ni tilingas de apellido compuesto, ni ruido de cacerolas con olor a perfume francés que pueda detener la primavera de la PATRIA.

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